Washington, 8 jun (PL) El enfrentamiento entre el presidente norteamericano, Donald Trump, y el exdirector del Buró Federal de Investigación (FBI) James Comey, plantea hoy la interrogante de cuál de las partes miente y cuál dice la verdad.
Tras el testimonio público pronunciado este jueves por Comey ante el Comité de Inteligencia del Senado y la respuesta presentada luego por el abogado personal del mandatario, Marc Kasowitz, queda claro que de uno y otro lado se realizan afirmaciones irreconciliables.
En reiteradas ocasiones durante su declaración, el extitular, despedido por Trump el 9 de mayo pasado, tildó a la administración de mentirosa, y la acusó de difamarlo después de su destitución.
Me preocupaba que el presidente pudiera mentir acerca de la naturaleza de nuestra reunión, por eso pensé que era realmente importante documentarla, explicó el exdirigente de la agencia federal sobre los memorandos acerca de sus conversaciones.
El otrora director se mostró particularmente enojado por las sugerencias del Gobierno de que el FBI estaba en un caos debido a su liderazgo.
La administración eligió difamarme y, lo más, importante al FBI, diciendo que la organización estaba en desorden y mal dirigida. Eran mentiras, simples y llanas, expresó en respuesta a los argumentos dados por el Gobierno y el propio Trump para su salida del cargo.
En su comparecencia también refutó abiertamente que él hubiera llamado al mandatario por teléfono o que hubiera buscado reunirse con él el 14 de febrero para pedirle que lo dejara permanecer como director.
Fue durante el encuentro de ese día en la Casa Blanca que, según Comey, el gobernante le pidió dejar pasar la pesquisa sobre su exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn, quien había dimitido un día antes envuelto en un escándalo por contactos con funcionarios rusos de los que no notificó a sus superiores.
Antes, el 27 de enero, a solo una semana de su llegada al poder, el jefe de Estado le habría dicho al antiguo jefe del FBI que necesitaba y esperaba lealtad, nuevamente de acuerdo con las palabras del oficial destituido.
En sentido general, Comey realizó tres señalamientos considerados preocupantes de confirmarse su veracidad: que Trump le pidió lealtad, que le solicitó que abandonara la indagación sobre Flynn, y que le preguntó qué podría hacerse para despejar la nube que el tema de Rusia colocaba sobre su Gobierno.
Tales revelaciones, que ya habían aparecido en reportes de prensa, provocaron gran revuelo en diversos círculos ante la posibilidad de que con su proceder el jefe de Estado hubiera intentado interferir en la pesquisa sobre una presunta interferencia rusa en las elecciones de 2016 y una supuesta colusión con el equipo de Trump.
Una de las primeras reacciones a los comentarios de Comey vino de la vocera de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, quien expresó a los medios que «definitivamente el presidente no es un mentiroso».
Pero fue el abogado personal del dignatario el encargado de contestar las declaraciones del exdirector del FBI, en un comunicado que refutó los principales puntos planteados por Comey y lo atacó por su declarada filtración de información confidencial.
En su intervención ante la prensa, Kasowitz sostuvo que el dignatario nunca sugirió que Comey dejara de investigar a nadie, incluyendo a Flynn, y apuntó que el gobernante nunca dijo necesitar y esperar lealtad, como declaró el extitular ante el panel del Senado.
La presidenta del Comité Nacional Republicano, Ronna Romney McDaniel, consideró que con lo sucedido este jueves se confirmó que no existen pruebas de complicidad con Rusia, que Trump no está bajo investigación y que Comey fue responsable de filtraciones.
El representante demócrata Don Beyer, por su parte, tuvo un criterio diferente de la audiencia, al afirmar que el exlíder del FBI testificó bajo juramento que el gobernante participó en abuso de poder y mintió al país.
Pero más allá de las lecturas diferentes de las partes del espectro político, todo parece resumirse en la palabra de uno contra la del otro, una cuestión que quizás podría dirimirse de haber grabaciones sobre las pláticas entre ambos.
«!Dios míoÂí Espero que haya cintas», manifestó Comey al respecto, y aseguró que consentiría la liberación de esos materiales si existieran.
Todo lo que puedo hacer es esperar, el presidente sabe si me grabó y, si lo hizo, mis sentimientos no están heridos. Libere todas las cintas, estoy de acuerdo con eso, señaló.
La vocera de la Casa Blanca dijo a los medios de comunicación que no sabe si hay grabaciones de los encuentros.
EE.UU., la hora de Comey vs. Trump
Por Martha Andrés