Panamá, 12 jun (PL) Temores y suspicacias despiertan hoy aquí supuestas amenazas contra el Canal de Panamá, tras informarse en Estados Unidos sobre dos personas detenidas el 1 de junio, por evaluar vulnerabilidades de seguridad en objetivos de ambos países.
La noticia heló la sangre a muchos y los análisis de indiscretos expertos ofrecieron públicamente en televisión lo que en secreto presuntamente escrutaron Samer El Debek y Ali Kurani, a quienes el fiscal estadounidense Joon Kim acusa de espías al servicio de la milicia libanesa Hezbolá.
Esa posibilidad de que la ruta interoceánica tenga puntos débiles difíciles de proteger, la señaló a Telemetro Rubén Darío Paredes, exjefe del extinto ejército panameño, quien mencionó los lugares sensibles que a su criterio podrían ser blanco de sabotajes y paralizarían las operaciones por tiempo prolongado.
Panamá «siempre ha estado preparado para estas amenazas», aseguró a periodistas Isabel de Saint Malo, vicepresidenta del país, al informar que los órganos locales de seguridad trabajaron en las investigaciones desde 2014, de conjunto con los de la nación norteña.
«No especulemos», alertó la también canciller sobre la coincidencia de que el hecho se conoció 10 días antes del encuentro entre los presidentes de ambos países, Donald Trump y Juan Carlos Varela, donde este suceso podría influir en el tema de seguridad, previsto en la agenda de la reunión.
Sin embargo, Paredes adelantó que esto pudiera formar parte de una maniobra para fertilizar el terreno a Trump con el objetivo de proponer a su homólogo panameño rehabilitar algunas de las antiguas bases militares del Canal, por ejemplo, Howard (cerca de la ribera oeste) para proteger la ruta interoceánica.
Durante su análisis, el exmilitar recordó un intento similar ocurrido antes del traspaso de la franja canalera, cuando pretendían crear en ese propio enclave un centro multilateral antidrogas (CMA), aprovechando la pista aérea militar más larga y eficiente fuera de los Estados Unidos.
Las negociaciones del CMA fueron durante el mandato del presidente Ernesto Pérez Balladares (1994-1999) y fracasaron por razones aún no esclarecidas, por tanto, esas operaciones las trasladaron a la base de Manta, en Ecuador, que también debieron cerrar por exigencias del gobierno de Rafael Correa.
Los rumores de que se esté fraguando un retorno de militares estadounidenses cobraron fuerza la semana anterior, e incluso analistas llamaron la atención de que este tipo de capturas de posibles atacantes habitualmente no se publican, porque alertan a las células de las organizaciones.
Jaime Abad, experto en seguridad, así lo confirmó al canal TVN, lo que despierta suspicacias que unido al comportamiento de Trump, pudieran inclinar la opinión a que intentan «sonar tambores de guerra» y la administración tal vez se prepara para acciones más radicales, señaló.
El tratado de neutralidad permanente es nuestro mejor paraguas protector del Canal, por lo que cualquier propuesta diferente se debería mirar con lupa, -sentenció- porque el manejo del efecto publicitario sobre la detención de esas personas, podría encaminarse a presiones sobre Panamá, reflexionó.
En sectores de la sociedad panameña subyace el temor de que la amenaza de un ataque terrorista pueda efectuarse, y al mismo tiempo, que magnificar el peligro sea una estrategia de los halcones de la administración Trump para retomar el control militar directo sobre la vía transatlántica.
Cualquier propuesta de este tipo ya empieza a tropezar con posiciones adversas que enarbolan la soberanía como bandera, y pudieran renacer el movimiento nacionalista, intencionalmente disuelto tras la devolución de la franja colonial. Algunos auguran que de las cenizas podría brotar llama.
Panamá, Estados Unidos y el terrorismo: ¿control del Canal?
Por Osvaldo Rodriguez Martinez