Los políticos tímidos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su país
Thomas Macaulay
Con corporaciones policiacas deficientes en cantidad y calidad de elementos, con las peores cárceles a nivel nacional controladas por autogobiernos y con desencuentros políticos entre las autoridades estatal y municipales; la criminalidad avanza en Quintana Roo, sin que la capacidad de respuesta se muestre efectiva en el presente o futuro del centro turístico más importante de Latinoamérica y sus municipios ya ocupan los primeros lugares en extorsión a empresarios a nivel nacional.
2017 ha sido un año violento para Quintana Roo, a la fecha las ejecuciones casi llegan a una centena y los municipios Solidaridad y Benito Juárez ocupan el primero y quinto lugar nacional en extorsiones a empresarios por parte del crimen organizado; más aún, a pesar de que medios nacionales han documentado que la delincuencia ha avanzado en los diez destinos turísticos más importantes del país, la advertencia más reciente sobre Cancún la hizo Isabel Miranda de Wallace, fundadora de la organización Alto al Secuestro, durante el encuentro realizado en ese destino a puerta cerrada que realizaran los 32 fiscales del país en mayo pasado, en donde aseveró que el estado sigue los pasos de Guerrero, en donde la criminalidad afectó ya la actividad turística.
Pero la violencia y actividad del crimen organizado parecen no ser alerta suficiente para autoridades como Remberto “Remby” Estrada, quien fue exhibido por el mismo gobernador del estado, Carlos Joaquín González, de estar tomando acciones contrarias a las que se decidieron en la mesa de Seguridad instrumentada para la atención estatal, advirtiendo que tal circunstancia puede agravar la actual situación, por ello al término de un desayuno realizado con medios de comunicación el 07 de junio pasado con medios de comunicación, el mandatario le recordó al munícipe que “la seguridad y el combate a la delincuencia no es tema de egos”; sin embargo, al siguiente día, el cancunense publicó en un comunicado su reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, recalcando que en ese encuentro “quedó de manifiesto que la estrategia de trabajo en conjunto es la acertada.”
Con estos desencuentros políticos, parece quedar enterrado el acuerdo para instrumentar el mando único policial en los municipios de Benito Juárez, Solidaridad y Othón P. Blanco, firmado apenas el 31 de mayo pasado y cuyo objetivo es combatir la criminalidad con una sola estrategia entre el estado y sus municipios; hecho por demás preocupante si se considera que el municipio gobernado por Remberto Estrada aglutina más de la mitad de la población de Quintana Roo y es ahí donde las actividades del crimen organizado han arreciado en el presente año.
Si lo anterior no fuera suficiente, apenas la semana anterior la Comisión Nacional de Derechos Humanos dio a conocer que en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2016, Quintana Roo aparece en octavo lugar, entre las entidades con las peores cárceles locales, en las que impera el autogobierno y el hacinamiento, así que, en el poco probable caso de que los delincuentes fueran detenidos, la prisión no es limitante para su operaciones desde el interior.
Si el lector no ha quedado aun impresionado con el lamentable panorama estatal, cabe recordar que desde enero de 2017 la Secretaría Estatal de Seguridad Pública lanzó la convocatoria para contratar a por lo menos 500 policías, pues de ese tamaño es el déficit en la cantidad de elementos en la entidad, pero Quintana Roo se ubica en el tercer lugar nacional con los peores sueldos asignados a sus elementos, sólo por debajo de Campeche y Chiapas; así que las posibilidades de reclutamiento no lucen muy esperanzadoras, mientras la criminalidad avanza.
Ciertamente, las actuales condiciones de inseguridad y de deficiencia en las corporaciones policiacas o el mal estado de las cárceles estatales no pueden atribuirse a un gobierno que apenas cumplirá en septiembre su primer año de gestión, pero con autoridades municipales indolentes y con la poca capacidad de respuesta ante los embates, el futuro no se presenta muy halagador; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.