Caracas, 21 jun (PL) Con frecuencia se escuchan comentarios y declaraciones sobre el papel funesto que juega para los países que dice representar la Organización de Estados Americanos (OEA), un engendro surgido bajo la sombra de los planes de dominación estadounidenses.
Sin ofender a ningún representante legítimo de los países de la región latinoamericana, cabría preguntarse ¿Y qué esperaban de la OEA?, sabiendo que Washington lleva la batuta de la orquesta y mueve tras bambalinas o abiertamente los resortes que le permiten inmiscuirse en los asuntos internos de los demás miembros de ese foro.
Al respecto, el secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Derechos Humanos de Venezuela, Larry Devoe, lamentó que la organización presidida por Luis Almagro, sea utilizada como una tribuna para exacerbar en su país el clima de violencia generado por escuadras de choque financiadas por sectores de la oposición.
Las declaraciones se producen en momentos del cierre de la 47 Asamblea General que tuvo por sede el balneario mexicano de Cancún, un lugar idílico donde anfitriones, comparsas de gobiernos de derecha y la Casa Blanca insistieron en la agresión contra uno de sus miembros.
«En este asamblea general se llama a permanecer de manera indefinida hasta lograr la aplicación de la Carta Democrática en Venezuela. Cómo no vincular ese llamado que se realiza en este foro con las acciones violentas que tanto daño están haciendo a las familias venezolanas», apuntó Devoe.
Es lamentable que se use un foro de esta naturaleza, que en vez de llamar a promover el diálogo, la paz y al recuentro, siga alentando a la violencia en Venezuela», dijo durante su intervención en la sesión plenaria a las vista de las playas mexicanas.
Que podía esperase, se preguntan críticos y analistas sobre la componenda de algunos Estados que buscan favores de Washington.
Es lógico que el asunto de los derechos humanos sea utilizado por el referido organismo multilateral como bandera política contra Venezuela, olvidándose de la vulneración de los derechos fundamentales en Estados Unidos contra los migrantes, y en México con el asesinato de cientos de periodistas, dijo el orador venezolano.
Qué otra cosa podría esperarse del enemigo, ahora es Venezuela, pero tal vez mañana sea Perú, pese a que su presidente se describe como «un perrito faldero» obediente de Washington.
Indicó Devoe que existe una posición deliberada con respecto a la situación en Venezuela, al ignorar que las 70 personas fallecidas en las manifestaciones de calle, son consecuencia de las acciones emprendidas por grupos violentos alentados por voceros de la oposición.
A quién se le ocurre pensar que la OEA y su secretario general trabajarán para condenar a los promotores de estas acciones y a sus apoyos externos. Nunca, eso iría contra las ideas del gendarme del norte que avasalla y mueve las fichas a su conveniencia, según denuncias de gobiernos de la región.
Por solo citar un ejemplo, ¿que pasó cuando Washington invadió Granada, Republica Dominicana o Panamá?, nada, la vida siguió igual.
Según el integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) Roy Daza, hay muchos gobiernos representados en la OEA que «quisieran que en Venezuela se diera una guerra y que se destruya el país».
Ante esto está demás preguntarse, ¿Y qué esperaban de la OEA?
¿Y qué esperaban de la OEA?
Por Luis Beaton