La Habana (PL) El matemático británico Alan Turing fue el primero en cuestionar si las máquinas podían pensar, y su trabajo durante el siglo XX fue el precursor de la inteligencia artificial.
Ese término fue acuñado por el científico estadounidense John McCarthy en 1956, dos años después de la muerte de Turing.
Hoy, muchas películas y novelas de ficción nos muestran un futuro apocalíptico, en el que somos dependientes o dominados por robots, e interactuamos con ellos como iguales, por tanto ¿dónde está el límite?
¿Seremos capaces los humanos de considerar a las máquinas un ser vivo por el simple hecho de tener conciencia?
Actualmente esa tecnología está floreciendo en muchas áreas, pues tenemos robots investigando el progreso del cambio climático hasta computadoras que controlan las finanzas.
Los dispositivos con inteligencia artificial establecen varios procesos similares al comportamiento humano y buscan solucionar los inconvenientes a partir de una lógica formal.
Expertos aseguran que la expansión de tecnologías cada vez más «inteligentes» posibilitará en este siglo la aparición de máquinas con sentimientos, apreciación estética y hasta moral.
Otros, con una visión más alarmista, consideran que en los próximos años los robots reemplazarán a los humanos en roles sociales.
Para el experto en computación y biomimética cuántica Enrique Solano, relacionarnos con robots resulta difícil por su carencia de emociones.
La expresión de sentimientos juega un papel importante en las interacciones sociales porque demuestra cómo nos sentimos frente a las personas, indicó.
Sin embargo, lo que aún no queda claro, es si los robots van a poder integrarse exitosamente en nuestra sociedad, cuestionó.
Por su parte, el académico de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, David Pizarro sugirió que para hacer a las máquinas realmente sociales no basta con que parezcan humanos sino que aprendan de la misma forma y respondan con las reacciones apropiadas a las emociones.
«Los seres humanos nos sentimos cómodos usando máquinas inteligentes en nuestra cotidianidad pero, al mismo tiempo, nos incomoda la idea de relacionarnos socialmente con robots», agregó.
Al respecto, el presidente de la plataforma de comercio electrónico Alibaba, Jack Ma, sentenció que «la sabiduría procede del corazón, siempre se podrá crear una máquina que aprenda el conocimiento, pero es difícil para ellas tener un corazón humano».
El magnate chino, sin embargo, va más allá del carácter social de esta tecnología y señala algunas aristas en las que podría afectar el equilibrio del planeta y su potencial para transformar el mundo.
A su criterio, las nuevas tecnologías son una amenaza más allá del futuro del mercado laboral y podrían provocar una Tercera Guerra Mundial.
«La sociedad debe prepararse para décadas de agitación social y dolor mientras se adapta a los cambios que trae Internet a la economía global», advirtió.
Ma consideró que el objetivo de esos inventos debería ser la creación de máquinas que hagan cosas que los humanos no pueden, en lugar de que estas máquinas sustituyan a las personas.
«Los líderes mundiales tienen la responsabilidad de educar a la gente para evitar el dolor provocado por el rápido crecimiento de la automatización y la inteligencia artificial», conminó.
Por otro lado, también reconoció que el crecimiento de las nuevas tecnologías podría tener el beneficio de permitir a los ciudadanos viajar más y pasar menos tiempo trabajando en el futuro.
«Creo que en los próximos 30 años, la gente solo laborará cuatro horas al día y quizás cuatro horas a la semana», estimó.
Sin embargo, otras previsiones económicas difieren de las estimaciones del empresario, al menos para los países en desarrollo.
Un estudio de la consultora estadounidense Accenture Research estimó que la inteligencia artificial puede acelerar en por lo menos un punto porcentual el producto interior bruto (PIB) de Sudamérica hasta el año de 2035.
La investigación resaltó el potencial de esa tecnología para transformar el mercado laboral en la región y crear una nueva relación entre el ser humano y los computadores.
Según el texto, «la aceleración de la economía, a partir de la aplicación de la inteligencia artificial, se dará a través de procesos de automatización inteligente, con la creación de una nueva fuerza de trabajo virtual».
El estudio subrayó que solo en el caso de Brasil, el llamado valor agregado bruto puede ganar en ese período de 17,5 años un total de 432 mil millones de dólares.
De ese monto, 192 mil millones de dólares corresponden al aumento de la capacidad de mano de obra y de capital, 166 mil millones a la automatización inteligente y 74 mil millones al impacto de la difusión de los sistemas de innovación.
Específicamente en el caso de los bancos, el reporte estima que siete de cada diez usuarios confían en las orientaciones financieras ofrecidas a través de los sistemas robotizados.
Al final, las tecnologías ayudan al hombre a pensar más rápido y llegar a donde no podía antes, la inteligencia artificial, aunque polémica, podría ser el empujón que se necesita en el siglo XXI.
Inteligencia Artificial: ¿solución o apocalipsis?
Por: Betty Hernández Quintana