A 20 años del hallazgo de los restos del Che en Bolivia

Por Adrián Mengana Martínez

La Paz, 28 jun (PL) El espíritu del comandante Ernesto Che Guevara emergió de la inmortalidad para conmocionar al mundo hace hoy 20 años, con el hallazgo de sus restos en la vieja pista del aeropuerto de Vallegrande, del departamento boliviano de Santa Cruz.
Pasadas las nueve de la mañana del domingo 28 de junio de 1997, un grupo de especialistas cubanos, encabezado por el médico forense Jorge González, entonces director del Instituto de Medicina Legal de La habana, encontró una fosa común donde yacían siete osamentas, entre ellas las del Che.
La atención de los especialistas se concentró en el esqueleto número dos, el más completo de todos, y con parte de una chaqueta verde olivo sobre el torso y el cráneo.


Además, en la pelvis tenía pedazos de un cinturón de cuero y le faltaban las manos. Al Che le amputaron las dos manos porque la Agencia Central de Inteligencia (CIA) quería realizar una comprobación dactilar para cerciorarse de la identidad del cadáver.
Al referirse a ese tema, el profesor González aseguró que «los servicios de inteligencia de la CIA solicitaban confirmación científica de su muerte, y no sólo por apreciación o comparación física».
Más tarde, los expertos determinaron que la prominencia de los arcos superciliares en la frente y la ausencia de un molar superior izquierdo coincidían con las características del Che.
Junto con el legendario comandante se encontraron los restos de los internacionalistas cubanos René Martínez Tamayo, Alberto Fernández Montes de Oca y Orlando Pantoja Tamayo; los guerrilleros bolivianos Simeón Cuba y Aniceto Reynaga, y el combatiente peruano Juan Pablo Chang.
De esta manera, los especialistas corroboraron que el cadáver del Che no fue incinerado y sus cenizas lanzadas desde un avión sobre la selva, según las versiones oficiales.
El 8 de octubre de 1967 el Che resultó herido y capturado en la Quebrada del Yuro y trasladado a la escuelita de La Higuera, donde fue asesinado.
Las investigaciones históricas determinaron que el ejército boliviano trasladó el cadáver del comandante desde la localidad de La Higuera hasta Vallegrande, dos días después.
Allí los militares bolivianos tenían cuatro tanques de combustible para la incineración del cuerpo, pero no pudieron efectuarla por la cercanía del amanecer, el alto grado de susceptibilidad que estos acontecimientos provocaban entre los pobladores y la presencia de periodistas y corresponsales extranjeros.
Esos factores determinaron que fuera enterrado en la misma zanja cavada por un tractor para los demás guerrilleros, según las numerosas y minuciosas pesquisas realizadas con posterioridad a los hechos.
Los restos del Che y de los restantes combatientes caídos y encontrados en Bolivia fueron trasladados el 12 de julio de 1997 a Cuba, donde en octubre de ese mismo año quedaron depositados en el Memorial dedicado al guerrillero heroico y sus compañeros de lucha en el país sudamericano.
El grupo comandado por el Che llegó a la nación andino amazónica en noviembre de 1966 para iniciar la lucha por la liberación y durante 11 meses participó en 22 acciones y enfrentó situaciones tan hostiles como el mal tiempo, la falta de agua y de alimentos.

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