En 2010, mientras cumplía una condena de once años en la cárcel por reclamar la democracia en China, el intelectual y activista Liu Xiaobo era reconocido con el Premio Nobel de la Paz. Fundador del Centro Independiente Chino (PEN) en 2003, Xiaobo fue detenido en 2009 por firmar la Carta 08 que buscó promover la reforma política y la democratización en la República Popular de China. Bajo la sospecha de incitar la subversión contra el poder del Estado, el intelectual fue encarcelado. Este jueves, a tres años de cumplir su condena, Xiaobo murió víctima de un cáncer de hígado, a los 61 años.
De abierta oposición al mandato del partido único en China, el Comunista, Xiaobo pasó sus últimos días en el hospital universitario número uno de Shenyang, en la parte noreste de China, sólo su esposa, la poeta Liu Xia, quien estaba en arresto domiciliario desde 2010, sin tener ningún cargo en su contra, pudo visitarlo, así como algunos allegados.
Desde su reclusión, gobiernos como el de Alemania, Bolivia, Cuba, España, Francia y Venezuela se manifestaron a favor de su liberación. En 2010, cuando se le otorgó el Premio Nobel de la Paz, el gobierno chino, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, presentó una queja oficial contra la concesión del Premio y amenazó con romper relaciones comerciales con Noruega. En la respuesta oficial, Noruega le recordó al país asiático que el premio era independiente de éste y que la “independencia podría ser difícil de entender para el gobierno chino”.
Desde mayo que le fue detectado el cáncer, el disidente pedía ser tratado en el extranjero, cosa que el gobierno de su país nunca permitió. Un fallo múltiple en sus órganos le provocó la muerte este jueves, según dieron a conocer las autoridades chinas, ya que su cuerpo había dejado de aceptar las medicinas contra el cáncer.
Nacido en Changchun, capital de la provincia de Jilin, en diciembre de 1955, Liu Xiaobo fue maestro de literatura en la Universidad de Pekín. En 1989, durante las manifestaciones de estudiantes en la plaza de Tiananmen, el intelectual y activista medió para que las protestas alcanzaran una solución pacífica, cosa que no ocurrió. Las protestas acabaron con un baño de sangre. A partir de ahí, Xiaobo que durante en su juicio en 2009 declaró “no tener enemigos ni odio”, fue considerado, hasta su muerte, “enemigo del Estado”.
Fuente: N22