La telenovela del futbol: ¿un mundo paralelo?

Por Fausto Triana

Santiago de Chile, 1 ago (PL) Ya apenas se habla de cifras y las historias se mueven en la línea de saber si por fin veremos el traspaso del siglo en el fútbol, con el brasileño Neymar a la cabeza.
Lo curioso es que el Barcelona FC está escandalizado y amenaza con impugnar las acciones del PSG de Francia, leguleyos de otros clubes afirman que predomina la competencia desleal y unos pocos puritanos admiten que las cifras son excesivas.
Desde España los propios comentaristas de las más reputados medios aseguran sin remilgos que ni el Barcelona ni tampoco, por supuesto, el Real Madrid, pueden hacer ahora el papel de víctimas ni de transparentes porque contradice sus trayectorias.
En realidad, por debajo del telón, aparte de Neymar por quien los petrodólares de Qatar estarían dispuestos a llegar hasta los 300 millones en una operación compleja para sacarlo del Barza, hay otras negociaciones no menos impactantes.
Por el volumen y la calidad del jugador, no hay dudas de que la guinda de la torta es Neymar, pero en guarismos que superan los 100 millones de dólares anda el jovencito francés Kylian Mbapé, codiciado por el Madrid, el Chelsea y el propio PSG.
También, el chileno Alexis Sánchez, por ahora integrante del Arsenal, como lo es Mbapé del Mónaco, el brasileño Philippe Coutinho y un listado en el que las especulaciones incluyen además al galés Gareth Bale y al francés Antoine Griezmann.
Es el deporte de las multitudes, el más popular del mundo, le sobran patrocinadores y los estadios se pasan 10 meses del año prácticamente repletos. Por si no bastara, un aparato mediático que funciona como complemento.
Entonces, los escándalos de corrupción de la FIFA, por ahora controlados con la nueva directiva, no serían extraños, en un universo donde Naciones Unidas se pasa el año alertando sobre pobreza extrema, cambio climático y desnutrición.
Por mucho que agrade el balompié a las masas, millones de personas sin vivienda, atención médica y nutrición decente no podrán entender que por el simple cambio de equipo de una estrella de este deporte, se derrochen millonadas.
Expertos de la cadena ESPN en su versión para Argentina y Chile comentaban en los últimos días de los problemas que afronta ahora el astro portugués del Real Madrid Cristiano Ronaldo, por la supuesta evasión de impuestos.
Luego de un debate breve y sin profundidad, los comentaristas concluyeron en que el lusitano hará igual que el argentino Lionel Messi: pagará los millones que deba de multa (hasta 15 pudieran ser) y terminaré el caso, como hizo Messi.
Lo peor es que dentro de esa rivalidad casi enfermiza entre los adeptos del Barcelona y el Real Madrid, los azulgranas señalan con orgullo que Messi debió saldar unos siete millones de euros, y lo de Cristiano será más.
Algo anda mal. Porque por mucho que amemos al fútbol, y me incluyo en el grupo, no deberíamos ser simples espectadores de estas irracionales danzas de millones de euros o dólares, que se reparten unos pocos.
Todo en línea con las pautas de la máxima anglófona: The show must go on (el espectáculo debe continuar).

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