Voluntarios: Héroes anónimos por la vida en México

México, 21 sep (PL) Miles de mexicanos participan voluntariamente en las labores de rescate de las víctimas del terremoto ocurrido el martes, y son héroes anónimos en la batalla por arrebatarles vidas a la muerte.
Son los primeros en acudir a los derrumbes, ya sea porque son vecinos, transeúntes o se enteran por la radio o redes sociales.
Muchos son jóvenes, en general no se conocen entre sí, pero les une la solidaridad y el empeño por rescatar a las personas bajo montañas de escombros.
Uno de ellos es el médico Jonathan Vallejo, quien acudió presto tras conocer el colapso de un edificio de varios pisos en la colonia Roma Norte, en el sur de esta capital.
El inmueble se derrumbo poco después de que el sismo había dejado de sentirse, explica en declaraciones a Prensa Latina.
Sabíamos que había muchas personas dentro y junto a decenas de voluntarios que se movilizaron de inmediato y comenzamos a retirar los escombros y vigas, relata.
Afirma que le tocó encontrar a varias personas, la primera de ellas ya sin vida. «Pero luego hallamos otras que sobrevivieron y pudieron ser evacuadas a tiempo».
En el sitio de la catástrofe coincidimos dos médicos y aplicamos primeros auxilios a algunos de los rescatados hasta que llegaron los equipos de emergencia, apunta.
Vallejo hizo la especialidad de Imaginología en el hospital Hermanos Amejeiras en La Habana, Cuba. Tiene 30 años y esta resulta su primera experiencia como profesional en el enfrentamiento a las secuelas de los sismos que azotan a su país.
Luego que llegaran los bomberos y rescatistas al lugar del derrumbe, el doctor Vallejo regresó al Hospital General de México, donde se desempeña, que antes había sido evacuado. «Allí nos integramos en brigadas y atendimos a mucha población, incluso en los pasillos».
Me impresionó la solidaridad de la gente, tanto en el sitio del derrumbe como en el hospital.
Hasta allí llegaban otros voluntarios, ya sea con alimentos, agua, o para ofrecer simplemente sus brazos y ayudar en lo que fuera necesario, rememoró.
Como esta se multiplican las historias de estos héroes anónimos que, lejos de cualquier protagonismo se ofrecen hasta de topos para introducirse en las montañas de escombros en busca de víctimas.
«Yo aprendí mirando de otros, y como soy flaco quepo por cualquier grieta», afirma uno de ellos que prefiere el anonimato y tiene varios rescates en su cuenta.
O el hombre que casco en la cabeza y chaleco, lleno de polvo, dormido por el cansancio en un vagón del Metro, cuya foto se hizo viral. Se trata de un Policía Federal que estaba de vacaciones y se presentó a ayudar en el primer derrumbe que encontró.    Es parte de la grandeza de este pueblo, curtido en las adversidades, y que une sus hombres y mujeres en tiempos como los que corren por estos días.

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