Washington, 5 nov (PL) La ciudad estadounidense de Nueva York, que hoy celebra la edición 47 de su tradicional maratón bajo fuertes medidas de seguridad, sufrió un nuevo acto terrorista el pasado 31 de octubre.
Ese día, el inmigrante uzbeco Sayfullo Saipov, de 29 años de edad y a quien el grupo criminal Estado Islámico (EI) llamó posteriormente «su soldado», atacó con una camioneta de la empresa Home Depot una concurrida vía para ciclistas.
Tal agresión, que hizo recordar hechos similares en varios países europeos, dejó ocho muertos, de ellos cinco argentinos y una belga, y 12 heridos para convertirse en el suceso de su tipo más letal de la urbe después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Dos días posteriores a la tragedia, el atacante compareció por primera vez ante la justicia acusado de proveer recursos y material de apoyo al EI.
Según el fiscal Joon H. Kim, el agresor, herido por disparos policiales en el abdomen, también enfrenta cargos de violencia que llevó a la muerte y destrucción mediante el uso de un vehículo.
Por su proceder, Saipov pudiera resultar condenado a cadena perpetua o la pena capital, una sentencia que fue pedida por el presidente norteamericano, Donald Trump.
En un primer momento, el mandatario manifestó que estaba evaluando enviar al atacante a la cárcel de la base naval de Guantánamo, enclave situado en el oriente cubano contra la voluntad del pueblo y el Gobierno de la isla, pero después emitió un criterio diferente.
Dicha prisión cuenta con una historia marcada por sucesivas denuncias de organizaciones internacionales sobre las torturas sistemáticas, los abusos y otras violaciones de los derechos humanos de los casi 800 reos que llegó a recibir, la mayoría de ellos sin cargos en su contra.
Barack Obama, antecesor de Trump, prometió el cierre del centro penitenciario, pero dejó la Casa Blanca el pasado 20 de enero sin cumplir ese propósito, muy diferente a la intención del actual jefe de Estado.
Me encantaría enviar al terrorista de Nueva York a Guantánamo, pero estadísticamente ese proceso toma mucho más tiempo que ir al sistema federal, apuntó el presidente en su cuenta personal de la red social Twitter.
También tiene algo de apropiado mantenerlo en el sitio del horrendo crimen que cometió. Deberíamos movernos rápido. ÂíPena de muerte!, escribió el jueves, como mismo hizo la jornada anterior.
Saipov compareció en la audiencia en silla de ruedas, con esposas y grilletes, y durante la vista, de unos 10 minutos de duración, contestó algunas preguntas a través de un traductor de ruso, reportaron medios locales de prensa.
Reconoció haber planificado el ataque desde dos meses atrás y manifestó que practicó una semana antes del nefasto suceso los giros a ejecutar durante la agresión.
De acuerdo con el fiscal mencionado, el criminal, residente en Estados Unidos desde marzo de 2010, se inspiró en vídeos y fotos de las acciones del EI.
Tras atacar, Saipov salió de la camioneta gritando «Alá es grande» en árabe, y cerca del lugar de los hechos y dentro de una bolsa negra se encontraron un carné de conducir a su nombre, correspondiente al estado de Florida, y tres armas blancas.
Además, se hallaron dos teléfonos móviles supuestamente utilizados por el atacante y textos en árabe e inglés con términos que las autoridades atribuyen al EI para ser utilizados por sus seguidores.
De acuerdo con la acusación, Saipov eligió la fecha del 31 de octubre pues pensaba que causaría un mayor número de víctimas por el tradicional desfile de Halloween en Nueva York.
Nueva York, otra vez víctima del terrorismo
Por Diony Sanabia