Caracas (PL) La repatriación demandada desde Alemania de la Piedra Kueka abre hoy interrogantes sobre lo mítico o real que rodea a este objeto sagrado de la comunidad indígena Pemón, en Venezuela.
La repatriación de la piedra no es la única solicitud de los pemones: ellos también exigen la oportunidad de certificar el estado de la roca y realizar para ella un ritual ancestral para, de acuerdo a sus creencias, restablecer el poder de este símbolo y evitar que, con su repatriación, se genere en el país un evento sobrenatural de grandes proporciones.
Aseguran los indígenas que el deslave de Vargas en 1999 que causó cerca de 30 mil muertos, así como la muerte del presidente Hugo Chávez en 2013, son producto del robo de la piedra y algunos crédulos dicen que hay que apurar las gestiones, por si acaso.
Lo real ahora es que el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), instancia de origen estatal liderada por Omar Vielma, instaló el 3 de octubre una mesa técnica de trabajo interinstitucional para las gestiones que adelanta el país para la repatriación de la Kueka, una piedra de jaspe de 30 toneladas que representa un símbolo sagrado y ancestral para la comunidad indígena Pemón.
Este es uno de los casos de tráfico de bienes culturales más sonados en el país en los últimos 20 años, pues el proceso seguido por el alemán Wolfang von Schwarzenfeld al sacar la piedra, despierta sus dudas sobre si existió corrupción o alguien se «mojó» (recibió dinero) por autorizar la exportación.
Desde el año 2000, el IPC empeña esfuerzos por retornar a sus dueños esta piedra, un hecho que Vielma describe como «una deuda histórica con el pueblo Pemón».
Este caso puede tocar las puertas de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) a través de la Comisión Permanente de Identidad Cultural, presidida por Óscar Alvarado, lo que le daría más fuerza a la demanda indígena.
El resultado de la investigación también podrá llegar a las comisiones de la ANC de Pueblos indígenas y Relaciones Exteriores, para que de allí se dé mayor fuerza al proceso de repatriación de este símbolo ancestral, declarado en 2006 como bien de interés cultural para los venezolanos.
La comunidad Pemón que durante dos décadas elevó su voz frente a organizaciones nacionales e internacionales por la devolución de la piedra, ubicada originalmente en Santa Cruz de Mapaurí, en el estado Bolívar.
De allí fue sustraída en 1998 la llamada Abuela Kueka por el artista alemán Wolfang von Schwarzenfeld. Este, luego de sacar la roca del país, la talló y pulió para descubrir su parte interior de color rojo, y la incorporó a un proyecto artístico denominado Global Stone, que se exhibe actualmente en el Parque Metropolitano de Berlín, en Alemania, como otros tantos objetos que muestran países occidentales tras sustraerlos de naciones menos favorecidas.
La intervención sobre la piedra es un acto todavía más doloroso para la comunidad indígena que el mismo robo, según denunció un informe de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN). En diferentes ocasiones los Pemón denunciaron que su Abuela Kueka fue robada, despellejada y luego exhibida en ese estado frente a personas de todo el mundo, un hecho que condenan en la actualidad tal como si se tratara del secuestro y asesinato de un ser querido.
El Mito de la Kueka.
Según el mito, un joven Pemón Taure Pam fue a buscar a la joven más bella de la comunidad Macuchíes, irrespetando las normas establecidas por Makunaima, dios celoso y estricto, quien decía que los Pemón se debían casar con los Pemón y los Macuxi con los Macuxi.
Luego de casarse, huyeron y tras ellos fue Makunaima, quien les encontró y les dijo: «Awarokuruu …Amoro aukowamumo Chokroro tatapiche anapo daro…» (Âímaldito eres, vivirás siempre abrazado con tu esposa!). Makunaima sopló al viento esta oración y el joven y su esposa fueron convertidos en sendas piedras denominadas Kueka, abuela y abuelo de los Pemón.
Desde 1998 ese pueblo aborigen reclama la devolución de la piedra conocida como Abuela Kueka.
En la actualidad La Abuela es exhibida en Berlín, después de ser pulida y retocada con el fin de resaltar sus cualidades naturales; mientras que El Abuelo, sigue en Santa Cruz de Mapaurí, en el Parque Nacional Canaima, sureste de Venezuela, esperando por su otra mitad…
El embajador alemán ha expresado su deseo de que «el gobierno venezolano envíe a un grupo de pemones (…) a Berlín al lugar de espiritualidad» donde está colocada la piedra, para que «entiendan la intención» del proyecto del que forma parte.
Esa acción, según analistas, no es más que un intento de darle una imagen de legalidad al despojo.
Para llevarlo a cabo, se firmó un acuerdo entre el entonces presidente de INPARQUES (ente gubernamental responsable de los parques nacionales), Héctor Hernández Mújica, y el Encargado de Negocios de la Embajada de la República Federal Alemana, Hans Peter Pliscka, para la donación de una piedra de jaspe por parte de INPARQUES como aporte a Alemania, donde fue tallada, pulida y expuesta como parte del proyecto Global Stone.
Debido a que el pueblo Pemón nunca estuvo de acuerdo con su salida de Venezuela, han efectuado diversas protestas, se tiene cerca de 10 notas verbales realizado por la Cancillería de Venezuela para solicitar el regreso de la piedra Kueka, pero ninguna fue contestada.
El 21 de junio del 2016 un grupo de representantes de la comunidad Pemón, acompañados por miembros de otros pueblos indígenas (originarios), acudieron a la sede de la embajada de Alemania en Venezuela, para pedir que sea retornada la piedra sagrada.
La Procuraduría General de la República de Venezuela y el Ministerio del Ambiente considera el despojo de la Abuela Kueka como un acto ilegal.
Mientras, el Gobierno de Alemania manifiesta que está dispuesto a retornar la piedra sagrada a Venezuela pero, establece como condición «que les sea otorgada otra piedra para reemplazar el lugar que ocupa la Piedra Kueka en el parque Tiergarten, cerca a la famosa Puerta de Brandeburgo».
Por su parte, el pueblo Pemón alega que los alemanes no están en posición de hacer exigencias, pues la extracción de la piedra violentó sus derechos (bienes) culturales y de credo. No obstante, señalan que no se niegan a entregar una piedra de iguales dimensiones pero sin ningún significado cultural para ellos.
Para los pemones, las piedras son como seres protectores, espíritus tutelares, intermediarios, divinidades y, en el caso de Kueka, es como una madre, y cuando le falta esa madre, ocurren desgracias, calamidades, el pueblo se desubica, ahí pueden haber hasta tragedias», explica el antropólogo Esteban Emilio Mosonyi, autor -entre otros libros- del Manual de lenguas indígenas de Venezuela.
Kueka es patrimonio
El Parque Nacional Canaima, donde estaba ubicada la piedra, fue declarado patrimonio natural de la Humanidad en 1994. ¿El motivo? Sus tres millones de hectáreas cubiertas por tepuyes «con características biológicas únicas», refiere la Unesco, lo que implica que todo ese territorio está bajo salvaguarda especial.
Los tepuyes son mesetas abruptas, con cimas planas (en su mayoría) y paredes verticales, unas formaciones antiquísimas ubicados en la Gran Sabana de Venezuela, y otros lugares de Guyana, Brasil y Colombia, y su nombre («tepuy») viene del idioma Pemón y significa «montaña morada de los dioses».
La Convención de 1970 de la Unesco establece los protocolos para impedir «la importación, exportación y la transferencia de propiedad ilícitas de los bienes culturales».
Esa normativa se promulgó para hacer frente a los robos que se incrementaron «permanentemente, tanto en los museos como en los sitios, especialmente en los países del Sur».
A parte de la declaratoria de la Unesco, la del IPC y la condición de Parque Nacional de Canaima, le otorgan a la piedra la valía de ser tres veces patrimonio: mundial, natural y cultural.
Ahora hay muchas voces que piden el retorno de la Abuela Kueka y así hacer justicia a las demandas del pueblo Pemón.
La Piedra Kueka, mito o realidad en Venezuela
Por Luis Beatón