La Habana (PL) El Real Madrid es una máquina de ganar títulos, es la superpotencia del balompié a nivel de clubes, de eso no hay dudas, aunque parezca que vive horas bajas por estos días.
En 2017, la escuadra merengue volvió a poner el mundo a sus pies con un fantástico tesoro de cinco títulos. Allá donde compitió, se llegó la victoria y cosechó un mar de loas y alabanzas.
Los huéspedes de la Casa Blanca del balompié mundial conquistaron la Liga española, la Champions, las Supercopas de España y Europa, y hace apenas unos días subieron al trono del Mundial de clubes, con triunfo sobre el Gremio de Porto Alegre en Abu Dhabi.
El único trofeo que perdieron en 2017 fue la Copa del Rey, un mal menor, casi irrelevante, de no ser porque el cetro de esa justa quedó en poder de su archirrival histórico, el FC Barcelona del crack argentino Lionel Messi.
Ahora, los «descendientes» de Don Alfredo Di Stéfano y Santiago Bernabéu exhiben en sus vitrinas las coronas de 12 Champions, 33 Ligas domésticas, 10 Supercopas de España y cuatro de Europa, además de proclamarse campeón mundial en seis ocasiones.
El Madrid, con su modelo ambicioso y hegemónico, estampó su selló exclusivo de autoridad en 2017. Florentino Pérez, su presidente, por fin puede hablar de dinastía, tras vivir mucho tiempo a la sombra del Barça de Messi.
A nivel individual, los merengues contaron con verdaderos monstruos en cada posición, en especial en el frente de ataque, donde desde hace años brilla el crack portugués Cristiano Ronaldo, dueño de cinco premios Balón de Oro (2008, 2013, 2014, 2016, 2017), uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol.
Cristiano cargó con el peso del equipo en las citas importantes de la temporada -incluido el reciente Mundial de Clubes-, aunque, vale decirlo, estuvo bastante por debajo de su nivel en la mayor parte del año, algo muy poco habitual en el único ganador del lauro FIFA The Best (2016, 2017).
Las exigencias sobre el Madrid y CR7 son tan grandes -y desmedidas- que los fans reclaman más vistosidad al juego actual de los merengues y más goles y espectáculo, pese a haber celebrado cinco coronaciones en solo un año, una rara avis para cualquier club del mundo.
El tiempo no para y mucho menos para el Madrid. La supremacía del color blanco será fuertemente acosada durante los próximos meses en todas las competiciones y sus resultados serán juzgados en dependencia de los nuevos títulos porque, aunque parezca increíble, la memoria a corto plazo de sus feligreses está repleta de lagunas secas.
ZIDANE ¿EN LA CUERDA FLOJA?
Desde la llegada de Zinedine Zidane al banquillo en sustitución del defenestrado Rafa Benítez, todo cambió para el conjunto merengue y los títulos comenzaron a llegar uno tras otro.
Pero en los últimos meses, el rendimiento del Madrid muestra signos de decadencia.
Actualmente ocupa el cuarto escaño y aparece a 14 puntos del Barcelona en la Liga española, además de haber clasificado a octavos de final de la Champions como segundo de grupo, por detrás del Tottenham inglés, club al que no pudo derrotar en la fase de grupos.
La sequía goleadora de sus tres delanteros en la Liga española amerita un análisis profundo, pues Cristiano (4), el francés Karim Benzema (2) y el galés Gareth Bale (2) juntos suman menos goles que Messi (15).
En realidad, juntos tienen menos tantos que el delantero del Celta Iago Aspas (11), el atacante del Valencia Simone Zaza (10), el ariete del Barcelona Luis Suárez (10) y el punta del Girona Christian Stuani (9).
Ciertamente, es algo increíble a estas alturas de la temporada, cuando ya se cumplieron las primeras 18 jornadas, casi la mitad del campeonato.
Tras caer por 0-3 ante el Barcelona en el mismísimo estadio Santiago Bernabéu, muchas voces comenzaron a poner a Zidane en el centro del huracán, sobre todo porque las soluciones tácticas dejan mucho que desear en varias ocasiones.
Ahora mismo, el Madrid tiene la Liga prácticamente perdida, por lo que deberá aferrarse a la Copa del Rey y a la Champions, su competición predilecta.
Sin embargo, en el certamen europeo deberá enfrentar al París Saint Germain, en un enfrentamiento de alto nivel, que pudiera reconducir el buque merengue, o hundirlo definitivamente.