La Habana (PL) La propuesta que presentó a finales de enero el
presidente Donald Trump para alcanzar un acuerdo bipartidista sobre inmigración constituye para algunos un obstáculo hacia la solución definitiva de este problema, pero otros estiman que ayudaría a lograr un consenso.
Lo cierto es que al menos esta disposición reavivó el debate en el Capitolio y la sociedad norteamericana en general acerca de la situación de más de 11 millones de indocumentados que residen en Estados Unidos.
Si es aprobada por el Congreso -cuestión que muchos ponen en duda- esta iniciativa permitiría acceder a la ciudadanía a los 690 mil aspirantes a recibir los beneficios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
Ese plan lo instauró el mandatario Barack Obama en 2012, pero fue suspendido en septiembre pasado por Trump, quien dio de plazo al Congreso hasta el 5 de marzo para encontrar una solución.
El texto también otorgaría una nueva oportunidad de acceso al DACA a más de un millón de indocumentados que pudieron recibir los beneficios de dicho plan, pero nunca llenaron los documentos necesarios como aspirantes.
Bajo este proyecto, los jóvenes que fueron llevados por sus padres a Estados Unidos de forma irregular cuando eran niños -en su mayoría mexicanos- recibirían autorización para permanecer en la nación norteña, permiso para trabajar allí, y en teoría pudieran hacerse ciudadanos en un período de 10 a 12 años.
Pero a cambio el Congreso tendría que avalar un fondo de 25 mil millones de dólares para garantizar la seguridad en las fronteras, incluyendo la construcción de la valla en el límite con México, prometida por Trump, quien el 23 de enero advirtió en un tuit: «Si no hay muro no hay DACA».
También la propuesta del mandatario incluye una disposición según la cual los legisladores tendrían que dar el visto bueno al incremento de forma dramática de la persecución contra los indocumentados y acelerar las deportaciones, así como el fin de las loterías de visas.
El documento prevé poner fin a las políticas migratorias basadas durante décadas en otorgar visas de entrada a extranjeros al país sobre la base de los lazos familiares con residentes allí y ahora se limitarían a los padres y los hijos de los inmigrantes.
En una serie de mensajes desde su cuenta en Twitter el 28 de enero, Trump calificó de maravillosa esta oferta y acusó al partido azul de no estar interesado en fortalecer la seguridad en las fronteras ni financiar debidamente a las instituciones militares, solo quieren obstruir estas medidas.
En su discurso sobre el Estado de la Unión el pasado 30 de enero, Trump defendió la aplicación de una política migratoria de línea dura, que incluya la construcción del mencionado muro en el límite sur del país, así como la contratación de más agentes fronterizos y aduanales.
Es momento de reformar estas normas migratorias obsoletas y llevar finalmente nuestro sistema en este aspecto al siglo XXI. Por más de 30 años, Washington ha intentado solucionar este problema y ha fracasado. Este Congreso tiene que ser el que finalmente lo haga, exhortó el mandatario en su intervención.
Trump mantuvo sus tradicionales argumentos en contra de los
inmigrantes, asoció el fenómeno a la ocurrencia de actividades terroristas y subrayó incluso que algunas personas sin papeles eran responsables de la muerte de estadounidenses.
OTRAS OPCIONES
De forma paralela a la iniciativa migratoria de Trump, más de 30 senadores alistan otro borrador de acuerdo sobre inmigración y con tal propósito iniciaron las negociaciones poco antes de que Trump anunciara su disposición a crear una vía hacia la ciudadanía para los incluidos en el DACA.
Al respecto, el líder demócrata en la Cámara alta, Charles Schumer, le dijo a Trump en una reunión que estaría dispuesto a poner ‘sobre la mesa’ dichos fondos para el muro fronterizo.
Sin embargo, más tarde retiró la oferta después que el gobernante se negó a negociar con él durante las discusiones para evitar el cierre del Gobierno por falta de fondos, provocado por las discrepancias en torno al tema migratorio.
Expertos en el tema señalaron escepticismo de que los republicanos calificados de moderados puedan persuadir al resto del liderazgo de dicha agrupación política para que respalde este esfuerzo de Trump.
Por otra parte, algunos senadores que participan en estas
conversaciones afirmaron que pudieran acordar una extensión de dos o tres años para mantener los beneficios de los llamados ‘dreamers’ o beneficiarios del programa DACA, pero sin una solución a largo plazo que incluya la posibilidad de obtener la ciudadanía.
Pocas horas después de darse a conocer los aspectos más importantes de la iniciativa de Trump, esta fue rechazada por figuras demócratas en el Capitolio, muchos republicanos expresaron su satisfacción con la medida y un número significativo de miembros de ambos partidos permanecieron en silencio.
LOS OPTIMISTAS
Algunos líderes de ambos partidos han expresado su esperanza de que este debate llegue a un final feliz, y así piensa la senadora republicana Susan Collins, quien dijo sentirse optimista sobre la posibilidad de que el Congreso alcance un acuerdo migratorio bipartidista.
Le doy crédito a Trump por resumir en su iniciativa las opiniones que tiene sobre el tema, porque de todas formas habrá
cuestionamientos, no importa cuál sea el texto que se presente,
aseguró la legisladora a la cadena CBS.
Collins considera que demócratas y republicanos en el Senado y la Cámara de Representantes llegarán a un arreglo final y destacó que la protección a los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos de forma irregular cuando eran niños y el fortalecimiento de las fronteras son los asuntos más presionantes.
Según el diario The New York Times, los funcionarios de la Casa Blanca advirtieron que no era negociable la lista de aspectos incluidos en la propuesta de Trump destinados a mejorar las medidas de seguridad en las fronteras contra los indocumentados.
LOS EXTREMISTAS
Ante la decisión de varios congresistas demócratas de llevar a jóvenes indocumentados al plenario del Congreso, donde Trump pronunció el discurso sobre el Estado de la Unión, el comentarista conservador Todd Starnes sugirió que se debió aprovechar la ocasión para detenerlos a todos e iniciarles el proceso de deportación.
Stornes acusó a la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y otras figuras del partido azul de «llenar el hemiciclo con extranjeros ilegales».
«Los demócratas se unen con estos extranjeros invasores que
violaron nuestra soberanía nacional y se burlaron del estado de
derecho», acotó el ultraderechista, quien pidió que todos esos
invitados abordaran a la fuerza un ómnibus para sacarlos del país solamente con un pasaje de ida, a través de la frontera con México.
LOS DEMûCRATAS SE OPONEN
Expertos en la materia resaltan que Trump intenta imponer una
legislación de este tipo a la sociedad norteamericana, a pesar de que más del 80 por ciento de los estadounidenses apoya la legalización de los indocumentados, a la vez que se opone a las deportaciones masivas y a la construcción del muro frente al territorio mexicano.
Otros estiman que la propuesta del presidente constituye un
esfuerzo por sabotear las negociaciones bipartidistas sobre esta temática.
Eddie Vale, directivo de una coalición demócrata de grupos
defensores de los inmigrantes, dijo al Times que la propuesta del Presidente constituye un esfuerzo por imponer la aprobación de una serie de deseos ‘de los supremacistas blancos’.
El Partido Republicano tiene 51 de los 100 puestos del Senado y necesitaría al menos nueve de los 49 en manos de los demócratas para lograr que esta propuesta se convierta en ley.
Cálculos conservadores señalan que desde finales de la década de los años 80 Estados Unidos gastó más de 263 mil millones de dólares en el fortalecimiento de los controles migratorios, la mayor parte en inversiones de infraestructura para la frontera con México.
Estos esfuerzos disminuyeron aunque no eliminaron la entrada de extranjeros al país sin la debida autorización, pero como subproducto provocaron que miles de personas que llegaban a la nación norteña para pasar una temporada, prefieren ahora permanecer de forma indefinida, por temor a no poder entrar nunca más.
De todas formas, no está claro si el Congreso hará algo serio a favor de la legalización del estatus de los «soñadores» y las concesiones que demócratas y republicanos tendrán que hacer a cambio. Sin embargo, algunos especialistas pronostican que cualquier
proyecto que se apruebe en este tema incluirá fuertes sumas de dinero para el reforzamiento de las fronteras, así como la represión y deportación de los extranjeros que viven sin permiso en Estados Unidos.