San Salvador, 21 feb (PL) Cada vez que saboreamos un chocolate, empinamos un papalote o apachurramos un aguacate para hacer guacamol, mantenemos un poco viva la lengua Náhuat, que hoy celebra su Día Nacional en El Salvador.
Este legado patrimonial defiende comunidades indígenas, se ha resistido a colonizaciones de todo tipo y se mantiene como una suerte de código secreto entre salvadoreños de sangre pipil.
El idioma se relaciona con el náhuatl, hablado en México por los toltecas. Aún así, corre un severo riesgo de extinción, de ahí la importancia de promover iniciativas que lo eleven al lugar que merece como bien cultural.
La Asamblea Legislativa de El Salvador decretó esta efeméride en 2017, a tono con la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna, y este año será el primero sin uno de sus grandes defensores, Genaro Ramírez.
El respetado líder indígena y director de la casa de la cultura de Santo Domingo de Guzmán trabajó por la conservación del náhuat; al punto, que el tiempo parece detenido en ese municipio de artesanos en Sonsonate.
Hasta su muerte, el pasado año, Don Genero enseñó el conocido idioma pipil, y su sueño era que el Ministerio de Educación incluyera su enseñanza en los programas de aprendizaje a nivel nacional. Dicha esperanza es como una utopía, pero al menos la Legislativa reconoce al único idioma indígena que a duras penas sobrevive en El Salvador como un valioso Patrimonio Cultural Inmaterial de esta nación centroamericana.
Por lo pronto, el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, por medio de la Secretaría de Cultura, dictó medidas de protección y conservación de esta fuente de saberes, que narra el pasado como lo contaban los ancestros.