Autonomía de Venezuela peligrosa para Estados Unidos

Por Luis Beatón

Riquezas Venezolanas

Caracas (PL) ¿Por qué Venezuela resulta un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos?, es una pregunta hecha por muchos, luego que el entonces presidente Barack Obama, Premio Nobel de la Paz, firmara hace algunos años un decreto ejecutivo sobre el controvertido asunto.

Según el escritor Franz Kafka, nacido en Bohemia, República Checa, con una obra de las más influyentes en la literatura universal, «las preguntas que no se responden por sí solas nunca tendrán respuesta».

Este no es el caso, Venezuela resulta un peligro para Estados Unidos por la resistencia del país a entregar sus cuantiosos y valiosos recursos naturales al imperio del norte y a sus transnacionales.

Resulta un peligro porque es una revolución que se «plantó bonito», como diría cualquier latinoamericano, para impedir lo predicho por grandes pensadores de la región como el venezolano Simón Bolívar y el apóstol cubano, José Martí, al advertir sobre la amenaza que representaba el norte para los pueblos de América.

«Venezuela vive una guerra insólita y desmedida. El enemigo de la humanidad desea por todos los medios hacerse de las riquezas minerales de la patria, para tan macabro fin están hiriendo nuestra espiritualidad, nuestra ética, nuestra estética, nuestra endogeneidad, nuestra energía», señala el Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol) en un artículo que publica el portal Alainet.org.

Esa es la cruda realidad que enfrentan hoy los venezolanos, desde hace mucho tiempo incluidos en los planes geopolíticos de Washington, al igual que Siria en el Medio Oriente. Ambas naciones estorban los planes estadounidenses, en su pensado nuevo reparto del mundo y expansionismo.

Esta nación suramericana posee una gran variedad de yacimientos minerales, entre ellos metálicos y no metálicos. Dentro de los minerales metálicos destacan aluminio (bauxita), cobre, níquel, hierro, oro, plata, plomo, zinc, mercurio y otros, muchos de los cuales se ubican entre las mayores reservas mundiales.

Entre los no metálicos sobresalen calcio, magnesio, manganeso, diamante, caolín, arenas, fosfato, sal, yeso y talco, y otros.

Es como si se premiara a este país con todo lo necesario para su desarrollo, eso sin contar las tierras fértiles y las grandes reservas de agua (el oro azul), algo que expertos dicen será motivo de guerras mundiales en el futuro y que también ambiciona el imperio del norte.

Sin embargo, mención aparte merecen las primeras reservas mundiales probadas de petróleo, así como gas natural, el estratégico coltán y el súper energético torio que supera ampliamente las potencialidades del uranio, por solo citar una parte del «botín» del cual quiere apropiarse el complejo militar industrial estadounidense, ahora representado por varios halcones en el gobierno que preside Donald Trump.

El candidato de las fuerzas revolucionarias a las elecciones presidenciales de mayo próximo, Nicolás Maduro, representa a aquellos que se proponen impedir esos planes estadounidenses y de ahí que se plantean como la principal tarea derrotar la guerra económica contra el pueblo, promovida por factores internos y externos.

Una lucha sin cuartel, donde las fuerzas revolucionarias y de izquierda van a una contraofensiva que permita construir un nuevo modelo económico, para superar los antivalores de saqueo del capitalismo, según plantea el candidato Maduro.

«El imperialismo se ha venido con todo contra Venezuela y después de la batalla que hemos dado queda la satisfacción de decir que hemos resistido, hemos luchando, hemos tenido coraje y valentía para enfrentar y denunciar la agresión imperialista y aquí estamos de pie, listos para nuevas victorias del pueblo», señaló días antes de presentar su candidatura el 27 de febrero.

Evidentemente es una lucha titánica de un pueblo del sur, contra el mayor imperio del mundo, batalla en la cual el enemigo no escatima esfuerzos, medios y tácticas, y recurre a cualquier forma como la guerra económica que algunos tratan de negar como causa de muchos problemas, enfrentados hoy por los venezolanos.

El analista Katu Arkonada, en el reciente artículo «La guerra económica contra Venezuela, ¿mito o realidad?», señaló que si queremos analizar lo que sucede aquí, un país en el que pocas personas han estado, pero todas parecen saber y opinar, hay que considerar además de la economía, la geopolítica, porque ambos asuntos marcan el conflicto.

Todo análisis sobre Venezuela debe partir de una premisa, la de ser el país con las reservas de petróleo certificadas más grandes del mundo (en torno a 300 mil millones de barriles). A esa cantidad de oro negro hay que sumar estar entre las 10 principales reservas de gas, biodiversidad, y minerales y «tierras raras», como el coltán, indicó.

También Venezuela es un peligro para Washington, porque se resiste a ser el patio trasero donde pueden tomar los recursos libremente con gobiernos lacayos y entreguistas.

Por si fuera poco, un barco petrolero tarda menos de una semana en atravesar el Caribe y llegar desde Venezuela, hasta los principales puertos de la costa este de los Estados Unidos, frente al mes y medio que ese mismo barco demora en arribar desde el golfo Pérsico atravesando el canal de Suez, ejemplificó Arkonada.

«Solo desde esta mínima base geopolítica es que podemos atrevernos a intentar analizar qué sucede en Venezuela, y si realmente existe o no una guerra económica«, indicó el experto.

A esto habría que agregar que en las últimas semanas, las autoridades de Caracas concretaron su desafío al dólar estadounidense al lanzar la criptomoneda Petro, la única respaldada con reservas probadas de recursos, en este caso el petróleo, y aun sin sumarle las otras como el oro, los diamantes, el coltán y el torio, por citar unos pocos ejemplos.

En realidad es peligrosa la patria de Bolívar porque se puso a la vanguardia de un mundo que ve en las monedas virtuales una forma de eliminar la dependencia del dólar estadounidense, algo que Washington no puede controlar ni «sancionar» como hizo hasta ahora.

Venezuela resulta peligrosa para la seguridad nacional de Estados Unidos, además, porque el Petro le dio un empujoncito hacia el abismo a la moneda del imperio, y eso para Washington es imperdonable.

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