Por Huemanzin Rodríguez
En Zapopan, Jalisco, el escritor Fernando del Paso nos recibe en su casa. Elegante y colorido como siempre, su atuendo en tonos olivos y su traje en verde seco contrasta con su camisa verde como aceituna manzanilla. Se le ve contento no solo por su sonrisa, en la cocina, su hijo Enrique prepara la cena. Muy cerca de él está doña Socorro, su esposa, la mujer de la que se enamoró en San Ildefonso durante la preparatoria, motivo por el cual decidió dejar de lado su idea de estudiar medicina. No se imaginó estar lejos de ella en los años siguientes de la carrera. Estudió otra cosa y con el tiempo se hizo escritor. Le debe tanto a ella… y los lectores de Del Paso también le debemos tanto.
La Universidad el Claustro de Sor Juana ha decidido entregarle la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz en una ceremonia en el Hospicio Cabañas, antes de ello, Fernando del Paso cuenta cómo es que se acercó a la obra de la Décima Musa.
“Un tío, hermano de mi padre, vivía cerca, pegadito al Bosque de Chapultepec. A las cinco y media de la mañana los leones nos despertaban con sus rugidos estentóreos. Mi tío era muy rico, en su casa tenía una biblioteca muy grande pero ahí no leía nadie, ni él. Compraba los libros por metro. Como yo veía que no leía nadie ahí y nos veíamos cada ocho días, me llevaba una gabardina con una bolsa grande e iba sustrayendo algunos libros. Y un día que pasé por el ropero de mi papá y él lo abrió, vi que tenía un montón de libros ahí. Y le dije: “¿Y estos libros?…” Se puso rojo, rojo y me dijo: “Bueno, es que mi hermano Rafael, tú sabes, nadie lee ahí. Un día se los voy a devolver.” No se los devolvió nunca.”
“Fue en la casa de mi tío donde descubrí a tres autores: A Cervantes, a Julio Verne y a Sor Juana. Con Cervantes viajaba yo por España. Con Verne nada menos que por el mundo y el universo. Y con Sor Juana por el lenguaje castellano. A mí siempre me gustó mucho el soneto. Adoro los sonetos de Sor Juana y soy sonetista. Si he escrito algo son los sonetos. No soy un experto en Sor Juana, pero he leído su obra y lo que de ella han escrito Méndez Plancarte y Octavio Paz, entre otros. Me interesa la vida de ella, lo duro que debió haber sido vivir en una sociedad machista, en un país que todavía no era un país, y en un país que no dejaba de ser otro país. No era España ni México. Me parece admirable, habla de la libertad de la mujer, para aprender, para cultivarse, para destacarse en la sociedad. Y la libertad de disentir, también.”
Fernando del Paso dice que las cosas le vienen de golpe. Que aunque las obras duren años, es una chispa inesperada lo que detona todo. Pero para él, que nació con habilidades grandes en distintos territorios de la expresión, eso a veces le provoca conflicto. El autor de Noticias del imperio (1987) puede dibujar con sus dos manos al mismo tiempo. Y puede desarrollar por años la idea de un libro. No cree que un escritor deba escribir demasiado, sólo aquello que realmente sea capaz de escribir.
“¿Qué es la inspiración? Pues es un misterio. Puede ocurrir a media noche. O cuando uno va manejando. O cuando se mete uno al mar. En fin. Ve uno una cosa, alguna idea plástica. Pero la idea plástica en general dejo que fluya por sí sola, que se defina por sí sola, casi en un proceso realista, digamos. En cambio en la escritura lo trato de dominar, que no me domine a mí, no engolosinarme. Porque entonces se debilita el propósito.”
“He dejado de pintar para escribir, y he dejado de escribir para pintar. Pero me duele más dejar de escribir. Yo creo que mi verdadera vocación es escribir. Y la pintura me la tomo muy en serio, por supuesto. Pero me parece que no soy tan original como puedo ser con la literatura. Yo hubiera querido tener sólo una de las dos cosas, es demasiada carga. Y no he logrado progresar en la pintura, desde chico he querido pintar al óleo. Fue un fracaso, no se me ha dado, sino la tinta china y el guache.”
“Para mí son dos cosas muy distintas. Dos formas de representación del mundo, del deseo del amor. Muy diferentes. Pero nunca se me ha ocurrido el disparate de ilustrar mis libros, o ponerle poemas a mis dibujos. Son dos cosas independientes.”
Rodeado de dibujos, cuadros y pinturas en la sala de su casa. Del Paso asegura que en la obra donde más se reconoce es Palinuro de México (1977), y que existe una carga al saber que su obra ha impactado en otras vidas.
“Yo no soy Palinuro, es una autobiografía de mentiras. Es lo que fui, lo que no fui, lo que pudo haber sido, lo que la demás gente pudo haber pensado que era yo. En fin un ser humano. Una infancia y una adolescencia contada en distintos tiempos. He sido muy ambicioso en la vida. Pero se me ha cumplido casi todo. Yo estoy satisfecho con lo que he hecho. Y si me muero ahorita cuando menos ha tenido sentido mi vida. Varios sentidos. Porque además no me siento capaz de superarme.