“A mí no me interesa el idioma”, declaró en repetidas ocasiones el cuentista uruguayo Horacio Quiroga que en 1918 publicó el libro de cuentos para niños, Cuentos de la selva, en Buenos Aires y que este año la editorial española Nórdica Libros celebra con una edición ilustrada por Antonio Santos.
De la tragedia a la comedia, los registros que Quiroga alcanzó a través de narraciones que siempre tuvieron a la muerte como protagonista, le hicieron un lugar como uno de los mejores cuentistas en lengua española. En este volumen y como el nombre adelanta, la selva es el personaje omnipresente en todos los relatos. Aquí la pasión del autor por la naturaleza y el paisaje se revelan; Quiroga buscó inventar un lenguaje selvático de América.
Muchas de sus narraciones fueron influidas por el estilo de Edgar Allan Poe y la naturaleza de las mismas tendientes hacia la sombrío y la fatalidad se vieron fuertemente marcadas por las tragedias ocurridas en su vida privada. Amó la selva y creó un universo donde los animales hablan y piensan sin perder lo natural de su especie.