De acuerdo con la entidad demandante, una reconocida organización a favor de los derechos humanos en todo el país, las autoridades norteamericanas de inmigración han dividido a centenares de familias.
Este último reclamo amplía el paso dado por la ACLU en el caso de una congoleña y su hija de siete años de edad, quienes fueron separadas y se encuentran ahora a unos tres mil 200 kilómetros de distancia.
Asimismo, la demanda se refiere a la situación de una brasileña, condenada a 25 días de cárcel y luego enviada a un centro de reclusión en Texas, y de su hijo de 14 años, trasladado a Illinois.
Hasta el momento, el Departamento de Seguridad Nacional no ha anunciado una decisión oficial de separar a los adultos solicitantes de asilo de sus descendientes, precisaron reportes periodísticos.
Sin embargo, en opinión de funcionarios gubernamentales, alejar a padres e hijos puede disuadir a otros mayores de intentar la entrada a Estados Unidos.
Muchos de los niños detenidos tienen miedo, pues están huyendo de algo, y el hecho de que se los lleven puede ser devastador para sus progenitores, opinó Michelle Brané, directora del programa de derechos y justicia para los migrantes, de la Comisión de Mujeres Refugiadas.