De la mano del “10”, los culés barren al Chelsea de Conte
Puebla, 14 marzo (ASI) No hubo color más que el blaugrana, en la noche catalana de Champions. El Barcelona destrozó 3-0 al Chelsea, en la vuelta de las semifinales de la máxima competición europea de clubes, para así conseguir el boleto a la siguiente fase del torneo.
Y apareció el de siempre pero que no aparecía contra los Blues, ya que Lionel Messi comandó a su equipo a vivir una noche tranquila, placida y de fiesta para su afición. Finalmente, el argentino se quitó los fantasmas que le perseguían, cuando se topaba con los londinenses, obra comenzada en la ida con la anotación del empate.
El partido inició con una desatención infantil de un equipo que suele defender al máximo, en el campo culé cada vez que lo visita, de la cual Messi convirtió en una jugada de rutina, pero con una definición de pillo, por en medio de las piernas del belga Thibaut Courtois. El cerco de Antonio Conte se caía, apenas transcurridos tres minutos del segundo episodio.
No fue ese gol un freno para los ingleses, que de apoco intentaron inquietar a Ter Stegen, pero encontrando los guantes del alemán, las correctas coberturas de los defensores locales y hasta del palo en un libre directo de Marcos Alonso.
Y fue de nuevo el “Messias” quien aparecería, en esta ocasión, jugando un papel poco visto en él como lo es el robo de balón a su amigo Fabregas. Con las líneas presionando la salida, Messi aprovechó el error y tras zafarse la marca de dos zagueros, pausó y tiró de visión de campo para ceder el balón a un Ousmane Dembelé, que entró solo por derecha y con un trallazo horadó de nueva cuenta las redes de Courtois.
Los momentos que derivaron de ese segundo gol fueron patrocinados por la nueva actitud blaugrana, impresa por Ernesto Valverde, de guardar la retaguardia y salvar la ventaja, pero no era suficiente con los arranques veloces de Willian, el más iluminado en la noche del martes para el Chelsea.
La segunda mitad tendría la misma tónica, y después de un intento fallido de la pobre ofensiva de Conte, Messi comandó otro contragolpe más para dejar plantados a Alonso y a Moses, para cruzar su fino disparo y de nuevo colocar el balón entre las piernas del arquero blue. No había más que jugar, Messi había pisoteado toda esperanza (si la había) de una reacción milagrosa.
El Barcelona repetirá en el bombo de los cuartos de final, y ya no estará un coco que le ha eliminado de dicha fase, en dos veces como lo es el Atlético. Pero el morbo se mantendrá, y seguramente Messi comenzará a fijar la mira en su próximo objetivo, ya sea revancha contra la Juve, reencuentro con Guardiola o una edición más del Clásico español.