La pintora Joy Laville (1923-2018) falleció a los 94 años debido a un derrame cerebral en Cuernavaca. Laville nació en la Isla de Wright en Inglaterra, llegó a México en 1956 y treinta años después se nacionalizó.
Su labor como pintora comenzó en San Miguel de Allende, sin embargo, desde su niñez mostró interés por el dibujo. Además de la pintura, se especializó esculturas de bronce, serigrafía y grabados de aguafuerte. Formó parte de la Generación de la Ruptura, al lado de Rufino Tamayo, José Luis Cuevas, Pedro Coronel y Francisco Toledo.
Algunas de sus obras se encuentran en el Museo de Arte de Dallas, National Museum of Women in the Arts en Washington D.C., Esso Oil de Canadá, en el Banco Nacional de México, en el Museo de Arte Moderno y en el Museo del Arzobispado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Joy Laville dijo alguna vez que México le inspiraba desde sus paisajes y reconoció la influencia de Roger Von Gunten en su trabajo, definido por Jorge Ibargüengoitia (quien fue su esposo) como: “una ventana a un mundo misteriosamente familiar; son enigmas que no es necesario resolver, pero que es interesante percibir. El mundo que representan no es angustiado, ni angustioso, sino alegre, sensual, ligeramente melancólico, un poco cómico. Es el mundo interior de una artista que está en buenas relaciones con la naturaleza”.
En 1966 recibió el Premio de Adquisición por el Palacio de Bellas Artes en Confrontación 66 y en 2012 la Medalla Bellas Artes y el Premio Nacional de Ciencias y Artes.