Al inicio de este año se dio a conocer que Icíar Bollaín rodaba Yuli, la cinta que da cuenta de la vida personal y profesional de uno de los bailarines latinoamericanos que rompió barreras raciales y de pensamiento: Carlos Acosta. El cubano que encontró en la danza o más bien, que llegó a la danza para sortear un destino que supuestamente estaba marcado.
Acosta fue el primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet como el de Romeo con el Royal Ballet. Su gusto por la danza no es un sueño de infancia. Fue su padre quien lo acercó a ella viendo en ésta, el ballet en específico, un medio para escapar de uno de los barrios más humildes de La Habana, Los Pinos. El rodaje ha pasado por Cuba, Madrid y Londres, y aunque en México no tiene fecha de estreno, se sabe que se estrenará en Madrid (siendo una producción española) el 14 de diciembre. La cinta aborda la historia de éste desde la infancia hasta la actualidad, etapa en la que Acosta se interpreta a sí mismo; así como su paso por el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de Houston y el Royal Ballet, donde se dio a conocer a nivel internacional.
Aunado a esto, hace unos días, el bailarín presentó formalmente Acosta Danza en EEUU, compañía que inició en 2016 luego de retirarse de los escenarios, a los 43 años. El debut tuvo lugar en el City Center de Nueva York. La compañía que mezcla el estilo clásico con el contemporáneo, reúne un cuerpo de baile de jóvenes cubanos que como se lee en una nota de The New York Times, renunciaron a sus puestos en el Ballet Nacional de Cuba y en Danza Contemporánea, para trabajar con el cubano que se ha convertido en una especie de héroe nacional.
El bailarín combina su residencia entre La Habana y Londres, y busca apoyos fuera de Cuba, donde es privilegiado pero no es suficiente para cubrir un buen sueldo para sus bailarines. Ahora, con este proyecto y la biopic de Icíar Bollaín, el bailarín goza de un nuevo espacio de proyección que apuntalan su historia como leyenda internacional de la danza.