El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, declaró a Meghan Markle y el príncipe Enrique “marido y mujer” en punto de las 12:38 horas locales.
Después del tradicional intercambio de votos matrimoniales, donde ambos se juraron amarse en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, se intercambiaron las argollas matrimoniales para hacer la declaración oficial de casados.
A partir de este sábado, la pareja es conocida como los Duques de Sussex, título nobiliario que les asignó la reina Isabel II.
La ceremonia religiosa tuvo lugar con la pompa y circunstancia de las bodas reales en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor.
El sermón inicial estuvo a cargo del reverendo Michael Bruce Curry, obispo primado de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos y primer líder religioso afroamericano en llegar a esta importante posición.
El ferviente sermón sobre “el poder del amor” provocó las risas discretas de los invitados especiales, ya que en momentos el histriónico cura gesticulaba y levantaba la voz, ante la sorpresa de los asistentes.
La ceremonia tuvo lugar sin contratiempos en medio de una combinación de música tradicional, el coro de Gospel “The Kingdom Choir” que interpretó “Stand By Me” (del afroamericano Ben E. King), así como la actuación del violinista de 19 años Sheku Kanneh-Mason.
Ambiente festivo en Windsor por boda de príncipe Enrique y Meghan Markle
Miles de personas inundaron las calles y los parques públicos del poblado de Windsor para presenciar el recorrido en carruaje del príncipe Enrique y Meghan Markle, que a partir de hoy llevan el título de Duques de Sussex.
Personas de distintas nacionalidades, familias con niños, ancianos y gente en sillas de ruedas llegaron desde temprana hora para ubicarse a lo largo del trayecto por donde desfilaron los recién casados.
Tras la ceremonia religiosa, que concluyó minutos después de las 13:00 horas locales, los Duques de Sussex abordaron desde el castillo de Windsor el carruaje Ascot Landau, de 1883, que fue jalado por caballos blancos hacia la calle principal del pueblo de Windsor.
El recorrido estuvo engalanado por un ambiente festivo con gente ondeando banderas británicas, luciendo sombreros de la “Union Jack” y algunos portando máscaras del príncipe Enrique y Meghan Markle.
Los asistentes se dieron cita desde temprana hora para presenciar aunque fuera por unos segundos a los recién casados, quienes sonrientes saludaron al público.
La algarabía continuó durante todo el recorrido de 25 minutos de los recién casados que se les vio felices en todo momento.
Un fuerte operativo policiaco fue desplegado para garantizar la seguridad de la pareja y de los 800 invitados especiales.
La ceremonia religiosa se realizó con la conocida puntualidad inglesa y sin contratiempos.
En la Capilla de San Jorge, el príncipe Enrique esperaba ansioso la llegada de su futura esposa Meghan Markle, quien lució un vestido blanco de Givenchy con un velo de cinco metros de largo.
La novia caminó hacia el altar tomada del brazo del príncipe Carlos, donde ya la esperaba el príncipe Enrique, quien sonriendo la miró y le dijo: “te ves espectacular”.
En los parques públicos, donde se instalaron pantallas gigantes, se escucharon gritos de júbilo y se presenciaron algunas lágrimas cuando los recién casados dijeron “sí acepto” en la Capilla de San Jorge.
El príncipe Enrique arribó media hora antes de la ceremonia religiosa al Castillo de Windsor acompañado de su hermano el príncipe Guillermo, ambos vestidos con el uniforme militar del regimiento “Blues and Royals”.
La reina Isabel II, de 92 años de edad, llegó acompañada de su esposo el duque de Edimburgo, de 96 años de edad.
En otro auto, la madre de la novia, Doria Ragland arribó sola, vestida con un atuendo verde claro y un sombrero del mismo color. El gran ausente de la boda fue el padre de Meghan Markle, Thomas Markle, quien canceló su asistencia unos días antes por motivos de salud.
Dos minutos antes del mediodía Catalina, duquesa de Cambridge, llegó con sus hijos el príncipe Jorge y la princesa Carlota, quienes fueron parte del grupo de 10 pajes y madrinas de la boda.
Entre los invitados figuraron el exfutbolista David Beckham, el actor George Clooney, la presentadora de televisión estadunidense Oprah Winfrey y el cantante Elton John.
Los recién casados regresaron al Castillo de Windsor, donde ofrecerán un almuerzo privado a sus invitados especiales.
Por la noche invitaron a un selecto grupo de familiares y amigos a otra recepción que ofrece el príncipe Carlos, padre del príncipe Enrique.
La boda atrajo el interés de la prensa internacional con más de 79 cadenas internacionales de televisión, de las cuales 46 son estadunidenses y más de 250 periodistas extranjeros.