Washington (PL) Las esperanzas puestas por muchos actores en el encuentro entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, se esfumaron en gran medida tras la decisión del mandatario norteamericano de suspender esa cita.
El jefe de la Casa Blanca puso fin el 24 de mayo a la incertidumbre en torno al encuentro previsto para el 12 de junio en Singapur, al anunciar que no se realizará porque en recientes discursos la nación asiática mostró, desde su punto de vista, «ira y abierta hostilidad». De acuerdo con Trump, «el mundo, y Corea del Norte en particular, han perdido una gran oportunidad para una paz duradera» con la cancelación del encuentro.
«Usted habla de su capacidad nuclear, pero la nuestra es tan grande y poderosa que rezo a Dios que nunca tenga que ser usada», advirtió en una carta dirigida a Kim para informarle sobre la cancelación de la cumbre bilateral que tendría carácter histórico.
Luego, durante una intervención en la Casa Blanca, dijo que habló del tema con el secretario de Defensa, James Mattis, quien le garantizó que el Pentágono está listo de ser necesaria una respuesta militar contra la RPDC.
De acuerdo con el gobernante, también dialogó con Corea del Sur y Japón, y ambos están preparados «si Corea del Norte realiza actos tontos o imprudentes», y decididos a compartir «cualquier costo financiero o de otro tipo».
La carta y el discurso de Trump, sin embargo, no hicieron referencia al motivo de esas declaraciones que el gobernante consideró muestra de «ira y abierta hostilidad» por parte de Pyongyang.
Poco antes del anuncio del republicano, la viceministra norcoreana de Relaciones Exteriores, Choe Son Hui, sostuvo que no podía reprimir su sorpresa «ante comentarios tan ignorantes y estúpidos» de la boca del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.
«Nunca le rogaremos a Estados Unidos para tener un diálogo ni nos tomaremos la molestia de persuadirlos si no quieren sentarse con nosotros», expresó la funcionaria, según reportes de la agencia de noticias KCNA.
De esa forma Choe se refirió a una entrevista concedida el 21 de mayo por el vicemandatario Mike Pence a la cadena Fox News, durante la cual manifestó que las conversaciones bilaterales podrían terminar como el proceso de desnuclearización de Libia.
La semana pasada hubo conversaciones sobre el modelo libio. Como todos ustedes saben, y el presidente ha sido claro en decirlo, si Kim Jong-un no llega a un acuerdo la única vía para solucionarlo será como en Libia, declaró Pence a la cadena televisiva.
Antes de las palabras del vicepresidente, la RPDC había rechazado pronunciamientos de ese tipo realizados por el asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, quien expresó que Corea del Norte podía seguir el modelo de desarme de la nación africana.
Intentar la renuncia nuclear de la RPDC es tratar de llevar a Pyongyang a un rincón, y este país no es Libia ni Iraq, que tras entregar su incipiente arsenal nuclear fueron arrasados y están a merced de potencias extranjeras, afirmó el primer viceministro de Relaciones Exteriores de la RPDC, Kim Kye Gwan.
La decisión del gobernante republicano de suspender el encuentro que despertó tantas expectativas después de meses de altas tensiones y hostilidades ocurrió el mismo día en que la RPDC dio a conocer la destrucción de su centro de ensayos nucleares de Punggye-ri, como había prometido.
Miembros del Congreso estadounidense tuvieron criterios contrapuestos sobre la medida adoptada por Trump, pues mientras algunos consideraron que no debe llegarse a un acuerdo hasta que Pyongyang acceda a una completa desnuclearización, otros lamentaron la reversión diplomática y los riesgos que supone.
El senador republicano Ron Johnson manifestó su respaldo al jefe de Estado porque, según él, no pueden fluir beneficios hacia el territorio oriental hasta lograr una definición de desmantelamiento nuclear completo.
Su colega David Perdue estimó que Trump envió un fuerte mensaje a Corea del Norte. «Queremos tener un diálogo abierto y avanzar hacia los objetivos que planteó el presidente: la desnuclearización total».
El representante del partido rojo Kevin Yoder, por su parte, indicó que Estados Unidos continuará aplicando la máxima presión sobre Corea del Norte y Kim «hasta que finalmente se dé cuenta de que debe abandonar sus ambiciones nucleares».
Pero muchos otros legisladores consideraron errado el movimiento, como la congresista demócrata Barbara Lee, quien afirmó que la diplomacia es el único camino hacia la paz en la península de Corea.
No podemos volver a los insultos y el ruido de sables del año pasado o permitir que los halcones de la guerra usen esto como una oportunidad para hacernos marchar hacia ella, escribió en Twitter.
Para su correligionario Steny Hoyer, la carta a Corea del Norte es un triste ejemplo de la petulancia y la superficialidad de la política exterior que persigue el mandatario, y otra demostración de que el presidente trata las negociaciones críticas como si fueran solo un asunto de bienes raíces.
Según el senador de la fuerza azul Ed Markey†, cuando Pence y Bolton declararon que Libia era un modelo para convencer a Corea del Norte de que abandonara su programa nuclear, dieron a entender a Kim que las próximas negociaciones no serían más que una táctica para invadir y desarmar a su país.
Otros miembros del Capitolio como el congresista demócrata Gerry Connolly dijeron de modo irónico que el premio Nobel de la Paz para Trump deberá esperar, en alusión a la propuesta de varias figuras, entre ellas 18 representantes, de que se le concediera ese lauro al mandatario por sus esfuerzos sobre la RPDC.
En medio de lo que es un claro retroceso en los avances registrados en las últimas semanas entre las partes, Trump indicó que, de cualquier modo, espera que las cosas lleguen a funcionar bien, algo que muchos escépticos quizás no compartan.
Trump suspende reunión con Kim, golpe a las expectativas
Por Martha Andrés Román