Santiago de Chile, 25 may (PL) Acostumbrada a la parsimonia, el silencio y la meditación, la Iglesia católica afronta tal vez el panorama más sombrío de su historia.
Y en Chile, cada día se añade una nueva gota amarga en los escándalos de abuso sexual cometidos por ministros católicos.
Paradójicamente, la bomba de tiempo estalló a raíz de la visita al país austral del papa Francisco, en enero último. Desde entonces, no ha pasado una semana sin que afloren aristas de oscuros entuertos protagonizados por párrocos.
El sumo pontífice se enfrascó en una defensa a ultranza del obispo Juan Barros, acusado por varios testigos de encubrimiento de los actos de pederastia cometidos contra seminaristas por el cura Fernando Karadima, defenestrado en 2011.
Empero, las repercusiones en Chile se hicieron tan potentes que provocaron una reacción de la máxima autoridad del Vaticano. Escribió un comunicado cambiando su postura y decidió enviar a la nación sudamericana a un experto, monseñor Charles Scicluna.
Luego de distintos encuentros en Roma, hace una semana los 34 obispos de Chile se vieron obligados a poner a disposición del papa sus cargos. Sin embargo, lo que parecía el final del capítulo, sirvió al contrario para dar continuidad al tema.
Termina la semana y tras una seguidilla de noticias poco edificantes de comportamientos torcidos de varios curas chilenos, este viernes se supo de la confesión de un clérigo colaborador del arzobispo de Santiago, el cardenal Ricardo Ezzatti.
Según informaciones recogidas por el diario La Tercera del arzobispado de esta capital, el sacerdote Oscar Muñoz, quien era asesor directo de Ezzatti, admitió haber cometido abusos sexuales y fue removido de sus funciones en enero.
«Tras ello, se implementaron medidas cautelares, siendo relevado de sus cargos de canciller de la curia y párroco (…), el expediente fue enviado a la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la Santa Sede», apuntó el comunicado de la Iglesia católica.
En los últimos días, el sacerdote de Villa Prat, en la zona central de Curicó, Sergio Díaz Cubillos, acusó al nuncio apostólico Ivo Scapolo y a otras autoridades eclesiásticas por no escuchar sus denuncias de abusos sexuales en la diócesis de Talca.
Se añadió al caso de la diócesis de Rancagua, centro de Chile, donde fueron suspendidos 14 curas.
En tanto, en paralelo el Vaticano confirmó la invitación a siete sacerdotes y dos laicos de la arquidiócesis de Santiago, para compartir sus experiencias.
El grupo está vinculado al expediente Karadima, y se reunirá con el Santo Padre del 1 al 3 de junio venidero.
Una gota amarga más en Iglesia católica en Chile
Por Fausto Triana