Washington, 17 jun (PL) La cantidad de familias separadas al entrar ilegalmente a Estados Unidos como resultado de la política de tolerancia cero que se aplica hoy el país podría duplicarse, según un oficial encargado de esa práctica.
Manuel Padilla, jefe de la Patrulla Fronteriza para el Valle del Río Grande, Texas, el segmento más transitado de la frontera sur, dijo al diario The Washington Post que el número irá en aumento a medida que trabajen para acelerar el procesamiento de los indocumentados.
De acuerdo con Padilla, sus agentes habían separado a 568 padres de hijos desde que se anunció la política de tolerancia cero el 6 de abril pasado.
Sin embargo, esa cifra representa solo la mitad de la cantidad de padres que podrían haber sido procesados por ingresar ilegalmente a Estados Unidos, lo cual da a la Patrulla Fronteriza un amplio margen para aumentar las separaciones, indicó el periódico.
Estamos tratando de alcanzar hasta el cien por ciento de enjuiciamiento de todos los que sean elegibles. No hemos llegado todavía, pero ese es nuestro intento, expresó el oficial.
La administración del presidente Donald Trump comenzó a implementar su política de tolerancia cero el mes pasado, bajo el argumento de disuadir a los futuros inmigrantes de intentar cruzar de forma ilegal desde México.
Con esa práctica se busca procesar a los adultos que entran de ese modo al país, por lo cual son separados de sus hijos mientras esperan la acción del fiscal.
Esta semana el Departamento de Seguridad Nacional dio a conocer que casi dos mil niños fueron sacados del lado de sus padres del 19 de abril al 31 de mayo, a raíz del enjuiciamiento de mil 940 progenitores.
Según Padilla, los agentes de la Patrulla Fronteriza encuentran dolorosa esta situación, aunque sostuvo que tienen en mente los mejores intereses de los menores.
Pero diversos sectores y organizaciones de derechos civiles y de los inmigrantes condenan la política y sus consecuencias para los infantes.
El pasado jueves, miles de personas protestaron en decenas de ciudades estadounidenses contra ese panorama, al que calificaron de inhumano e inmoral, tras una convocatoria de la organización Families Belong Together.
Durante la jornada se pidió la liberación de niños retenidos y surgieron críticas contra la intención del Gobierno de habilitar carpas en bases del Ejército para alojarlos.