Rostov del Don, Rusia, 23 jun (PL) México vivió hace unos días el momento más sublime de su historia en Copas del Mundo de fútbol al vencer a Alemania y desde entonces invoca a cada segundo a José Alfredo Jiménez con su canción «El Rey».
No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo El Rey, cantan a viva voz decenas de miles de mexicanos que andan dispersos, cerveza en mano, por toda la geografía de Rusia para seguir a su selección nacional y dejar la vida por ella.
México jamás ganó una Copa del Mundo; nunca llegó siquiera a una finalísima en estos magnos torneos del orbe; pero los fans y la prensa de ese país siempre tienen espacios que invitan a soñar con la coronación, aunque a ojos de otros se trate de ciencias ocultas o de creencias vinculadas a lo real maravilloso.
Después de vencer a Alemania, el pasado 17 de junio, las expectativas en torno al Tri se dispararon dramáticamente y los sueños de muchos comenzaron a dibujar historias de amor y gloria.
Con aquel gol de Hirving «El Chucky» Lozano, los aztecas derrumbaron un mito y, por primera vez en la historia, lograron superar a la todopoderosa Mannschaft, cuatro veces titular mundial y monarca defensor.
En la jornada de hoy le corresponde el turno contra Corea del Sur, una selección asequible para los mexicanos, quienes de alcanzar la victoria, habrían asegurado su boleto a octavos de final, una barrera que alcanzan religiosamente desde 1994, aunque en ese lapso jamás la superaron.
De hecho, las mejores actuaciones de México en Copas del Mundo datan de 1970 y 1986, cuando avanzaron hasta los cuartos de final, en ambas ocasiones en calidad de organizadores del certamen.
Si en Rusia-2018 lograran clasificar a octavos con el valor añadido de ser primeros del grupo F, entonces evitarían en el cruce a los pentacampeones de Brasil, a priori el principal favorito para encabezar el distrito E y uno de los grandes candidatos al trono.
Pero si los aztecas patinan ante Corea del Sur o posteriormente contra Suecia y finalizan en segundo puesto, entonces la lógica indica que harían las maletas en la ronda de octavos por séptimo Mundial al hilo, porque con Brasil la historia es de dolor y lágrima; ni siquiera le han marcado un gol en cuatro partidos en citas del orbe.
Suceda lo que suceda, de una cosa sí podemos estar convencidos: los hinchas seguirán cantando «El Rey» a viva voz por las calles rusas, porque un mexicano hace siempre lo que quiere y su palabra es la ley, aunque no tenga trono ni reina, ni nadie que lo comprenda.
íArriba México!
No tiene trono ni reina, pero México quiere ser «El Rey» del Mundial
Por Yasiel Cancio Vilar,