Ottawa, 6 jul (PL) El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, defendió hoy la forma en que su gobierno maneja la oleada de emigrantes indocumentados desde Estados Unidos, tras las críticas vertidas por las autoridades de la provincia de Ontario.
Canadá tiene la obligación de ayudar a quienes buscan protección, pero existe un sistema riguroso para garantizar que solo las personas que necesitan esa ayuda puedan quedarse, defendió el líder liberal este viernes durante una entrevista con el programa Metro Morning de CBC Radio.
El jueves, Trudeau se reunió en Toronto con el primer ministro de Ontario, Doug Ford, quien horas antes divulgó un comunicado en el cual culpó a Ottawa de la crisis generada debido a la masiva afluencia de personas indocumentadas y la ausencia de lugares donde albergarlas.
El portavoz Simon Jefferies aseguró que el gobierno federal alentaba a las personas a cruzar ilegalmente a Canadá desde Estados Unidos y reclamó al ejecutivo asumir la totalidad de los gastos, con el fin de mantener a las personas que solicitan refugio.
Lisa MacLeod, ministra de niños, comunidad y servicios sociales de Ontario, también sugirió durante una conferencia de prensa que la propia retórica de Trudeau al decir que «todo el mundo era bienvenido a Canadá», alentaba a las personas a cruzar la frontera de manera ilegal.
De acuerdo con el jefe de Gobierno, dedicó bastante tiempo a explicar al primer ministro de Ontario cómo funciona el proceso de asilo y las obligaciones internacionales de Canadá en materia migratoria.
Recientemente, el gobierno liberal se comprometió a otorgar a las provincias de Ontario, Quebec y Manitoba 50 millones de dólares -38 millones de dólares estadounidenses (USD)-, para compensar algunos de los costos derivados de la afluencia de inmigrantes ilegales. Sin embargo, las provincias han pedido mucho más apoyo.
Aunque Ontario recibirá 8,4 millones de USD, el alcalde de Toronto, John Tory, ha dicho que solo esa urbe necesitará por lo menos 48,7 millones de USD para recuperar los costos.
Desde mediados de 2017, el gobierno canadiense intenta lidiar con la crisis desatada por el arribo de miles de solicitantes de asilo provenientes de Estados Unidos, quienes huyen de las políticas anti inmigrantes impulsadas por la administración del presidente Donald Trump.