Por Perla Velázquez
La Feria Internacional del Libro de Oaxaca arrancó actividades este fin de semana en su nueva sede. Para su 38ª edición, el encuentro dejó la Alameda de León y ahora estarán en el Centro Cultural de Convenciones. En palabras de Guillermo Quijas, su director, este espacio es “único” y generará “dinámicas completamente nuevas”, además de reforzar “las que ya se tenían”. En esta edición, además de la realización de 400 eventos para todos los públicos, se tiene “un programa infantil y juvenil, y para familias muy fuerte”, y se contará con la presencia de “escritores muy importantes como Gilles Lipovetsky o Paul Theroux”, agregó Quijas.
En la inauguración estuvo presente Nadia López García, joven mixteca que obtuvo el Premio Nacional de la Juventud 2018 y que ha trabajado temas de discriminación y racismo hacia pueblos indígenas. La poeta escribe en mixteco, con la esperanza de preservar su idioma. Para ella, el promover la difusión, el habla y la publicación en lenguas indígenas sigue siento “una tarea pendiente”.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Gilles Lipovetsky, quien habló sobre la hiperindividualización de la sociedad y cómo ésta ha incidido en la percepción de la democracia [conferencia que se puede ver íntegra en la página de Facebook de la FILO].
Sobre migración en la FILO
En los primeros días de esta edición, tuvimos la oportunidad de charlar con el escritor mexicano Juan Villoro, y el antropólogo argentino, y también escritor, Néstor García Canclini, sobre la migración. Juan Rulfo dedicó uno de sus cuentos a Luvina, un pueblo “fantasma” de Oaxaca, no porque sea sobrenatural, sino porque el lugar se vació repentinamente debido a la migración que muchos hicieron hacia California, Estados Unidos. Esta temática, que este fin de semana cobró relevancia debido a la Caravana migrante que provienen de Honduras y que buscan llegar a territorio estadounidense, se hizo escuchar en la FILO.
“Oaxaca ha sido tradicionalmente un lugar de expulsión de gente que tiene que buscarse la vida en otras partes”, comenta Villoro. “México es un ejemplo clarísimo de gente que tiene que abandonar su tierra por razones forzosas para buscarse la vida en los Estados Unidos principalmente. Al mismo tiempo, somos territorio de paso de los migrantes centroamericanos que son muy maltratados en nuestro territorio. Necesitamos una nueva política de migración y una política que impida que este país sea un país de expulsión de migrantes.”
“Por lo general, son migraciones económicas”, refiere García Canclini, “pero también hoy vemos millones de personas que están saliendo de Venezuela, Arabia Saudita, lugares muy diversos por la escasez, las guerras, conflictos de deterioró muy grave de esa sociedad y luego están las migraciones no sólo de personas, sino de contenidos culturales sociales.”
Para García Canclini, son los cambios culturales los que enriquecen al ser humano. Las migraciones los están provocando. “Hay ciertas calles en Los Ángeles que son de oaxaqueños, hay zonas urbanísticamente muy delimitadas y están apropiadas por culturas latinas que son muy distintas de su lugar de origen porque interactúan con los habitantes históricos de esos pueblos o esas ciudades. Los objetos que traen en ocasiones los propios migrantes, cuando los que se han ido de Oaxaca vienen para una fiesta patronal o algunos acontecimientos familiar o del pueblo, traen objetos de Estados Unidos, traen las novedades, se llevan de aquí música que quieren recordar cuando viven en California. Vivimos en una etapa intensa de convivencia diferente.”
“Es muy importante discutir estos temas porque los libros en sí mismos son actos de migración”, declara Villoro. “Nosotros estamos recibiendo el espíritu que se vivió en otro lugar o en otro tiempo. Eso desde luego que es ya una manera de entrar en contacto, de tender un puente con otra realidad. Cada línea implica cruzar una frontera, de modo que es perfecto que se discuta este tema en una feria de los libros.”
Todas las imágenes: Perla Velázquez / Salvador Álvarez