El mexicano Roberto Moreno Ramos, condenado a la pena de muerte en Texas por el asesinato de su esposa y sus dos hijos en 1992, fue ejecutado con una inyección letal, en la Unidad Carcelaria Walls, en Huntsville.
La defensa intentó posponer la ejecución argumentando violaciones a los derechos humanos sin tener éxito.