Xavi Hernández y Andrés Iniesta jamás ganaron el Balón de Oro. Lo merecieron. Pero nacieron en la época equivocada, cuando Lionel Messi y Cristiano Ronaldo jugaban como extraterrestres y los goles comenzaron a cotizar en la bolsa de valores como si se tratara del diamante más puro que ojos humanos hubieran visto.
Junto a Messi y Ronaldinho, Xavi y don Andrés fueron los artífices cardinales del movimiento renacentista del fútbol en el siglo XXI. El alma máter. Fueron los Da Vinci, Caravaggio, Miguel Ángel y Rafael de su generación. Sin embargo, los dos diminutos genios españoles nunca pudieron besar la hermosa bola dorada.
Cuesta mucho trabajo creerlo, Xavi e Iniesta, siempre en roles protagónicos en óperas primas magistrales e inolvidables, lo ganaron absolutamente todo a nivel de clubes y de selección, algo de lo que muy pocos futbolistas pueden presumir en la historia del balompié. Empero, por aquellos años la reivindicación no tocó a sus puertas, al parecer porque residía en el país de Peter Pan.
Xavi llegó a decir alguna vez que el no ganaba balones de oro, sino que los fabricaba.
Entonces ocurrió lo inesperado. Después de una década de hegemonía de Messi y Cristiano, y par de errores flagrantes en la adjudicación del premio en ese período de tiempo, un croata magnífico, señorial, que brilló con su pequeño país en el Mundial de Rusia y con el Real Madrid en la Champions, logró alcanzar la máxima gloria individual.
Hace apenas unos días, Luka Modric alzó el Balón de Oro y reivindicó la ardua labor de los centrocampistas, esos jugadores que muchas veces dedican su vida a brillar desde las sombras, a surtirles altas cuotas de gloria a los señores del gol.
«Quizás hubo algunos jugadores que pudieron ganar el Balón de Oro estos últimos años, como Xavi o Iniesta. Pero no pudo ser. Ahora la gente quería algo diferente. Creo que es una victoria para el fútbol. Estoy muy feliz, pero este premio es también para esos jugadores que probablemente merecían ganar y no lo hicieron», manifestó el subcampeón del mundo.
Modric no es el mejor jugador del mundo. De hecho, nunca lo fue ni lo será. Xavi e Iniesta eran superiores, es harto sabido. Pero esta temporada el croata de 33 años mereció el galardón más ambicionado del fútbol: la tercera Champions consecutiva como cerebro y motor del Madrid y el subcampeonato de Croacia -un país de poco más de cuatro millones de habitantes- en el Mundial de Rusia-2018, fortificaron su candidatura. Este fue el colofón en un año histórico para Modric, dueño también de los lauros The Best, Mejor Jugador de la UEFA, Mejor Centrocampista de Europa, Mejor Futbolista del Mundial de Rusia y Mejor Jugador para la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol. ÂíImpresionante!
Detrás, en la carrera por la pelota sagrada, se ubicaron CR7, Antoine Griezmann, Kylian Mbappé y Messi, quien, por cierto, salió del podio de los tres mejores por primera vez desde 2007, a pesar de haber ganador el doblete de Liga de España y Copa del Rey con el Barça.
Mbappé, la joya más brillante del balompié en la actualidad, se alzó con el Trofeo Kopa, que reconoce al mejor jugador sub-21 del año, y dejó claras sus intenciones de conquistar el Balón de Oro en el futuro cercano.
Gracias a Modric y al Espíritu Santo, la reivindicación por fin llegó al más universal de los deportes. Después de muchos años de dinastía, pudimos notar que hay vida más allá de Messi y Cristiano, aunque, eso sí, no nos llamemos a engaño, posiblemente jamás volverán a coincidir dos jugadores de tamaña magnitud en una misma época.
Modric podrá contarles a sus nietos que se llevó el Balón de Oro cuando Messi y CR7, los colosos de Rodas del siglo XXI, todavía jugaban al fútbol en plenitud de forma.
REPERCUSIONES DE LA ADJUDICACIÓN
Aunque la mayoría de los 170 periodistas que votaron para otorgar el Balón de Oro, hubo diversos puntos de vista respecto a la adjudicación del premio: Messi, los franceses, un top-10 con un solo jugador sudamericano, France Football y la filtración de la lista final.
No voy a entrar a valorar las incongruencias de un premio o no, no me toca. Lo tienen que explicar ellos, pero para nosotros es un absurdo, Messi es el mejor, remarcó Ernesto Valverde, entrenador del Barcelona.
Griezmann, Mbappé y Raphael Varane tenían grandes esperanzas de darle a Francia su primer Balón de Oro desde Zinedine Zidane lo ganara en 1998. El título de monarcas del mundo les daba muchas posibilidades de alcanzar el trofeo, sin embargo, no pudo ser y Modric se llevó la bola áurea.
Si sacamos a Messi de la ecuación, los jugadores latinoamericanos mejor situados en la lista de los 30 mejores fueron el brasileño Neymar (12), el uruguayo Luis Suárez (13) y el argentino Sergio Agüero (16). El genio del FC Barcelona fue el único futbolista del Río Bravo a la Patagonia en el top-10, algo raro por estos tiempos.
France Football, encargada de entregar el premio desde 1956, realizó una gala magnífica en el Grand Palais de París, sin embargo, las expectativas sobre quién ganaría el trofeo quedaron destruidas horas antes cuando se filtró una lista con la posición exacta de cada uno de los jugadores aspirantes.
Por cierto, Modric se convirtió en el futbolista número 44 que conquista el Balón de Oro. Su palmarés incluye además cuatro Champions, tres Supercopas de Europa, tres Mundiales de Clubes, una Liga de España, dos Supercopas de España y una Copa de Rey.