Washington, 31 dic (PL) Estados Unidos despide 2018 con un cierre parcial del Gobierno que llega hoy a su décimo día debido a las continuas diferencias en torno al muro fronterizo exigido por el presidente Donald Trump.
Desde el 22 de diciembre un cuarto de los departamentos y agencias federales del país se quedó sin fondos luego de que el Congreso no logró aprobar una normativa de gastos destinada a garantizar el financiamiento de esos organismos hasta inicios de febrero próximo.
La situación se generó ante la negativa de los demócratas a autorizar cinco mil millones de dólares para la barrera que el mandatario republicano quiere edificar en los límites con México, y la oposición de Trump a promulgar cualquier ley que no contenga esa suma para el muro.
El Senado se reunirá este lunes, pero solo para una sesión pro forma de pocos minutos, por lo que no se espera ningún debate de la legislación que podría poner fin al cierre parcial hasta la tarde del miércoles, cuando los miembros de la Cámara Alta volverán a darse cita en el Capitolio.
Ni siquiera ese día hay prevista una votación sobre el tema, por lo que todo parece indicar que la cuestión deberá ser resuelta por el nuevo Congreso que se instalará el jueves, en el cual los demócratas tomarán el control de la Cámara de Representantes.
Durante los días que ha durado el cierre, el jefe de la Casa Blanca, quien suspendió sus vacaciones de fin de año en Florida, ha recurrido repetidamente a Twitter para culpar al partido azul de la situación y ha abogado por el muro de todos los modos posibles.
Incluso, llegó a decir que muchos de los trabajadores federales afectados por la paralización del 25 por ciento del Gobierno -unas 800 mil personas- estaban de acuerdo con que continuara el cierre mientras el Congreso no le diera al presidente el dinero para la obra.
Tal pronunciamiento fue rechazado por la Federación Americana de Empleados del Gobierno, el sindicato federal más grande del país, cuyo titular, Jeffrey David Cox, manifestó la semana pasada que los trabajadores están ansiosos de volver a sus labores y se oponen al uso de los cierres como vía de resolver disputas políticas.
Luego de reunirse ayer con Trump, el senador republicano Lindsay Graham reiteró que el jefe de Estado no aceptará ningún acuerdo que no incluya los fondos para levantar la pared, una promesa de campaña que no ha podido concretar pese a que hasta ahora su partido tuvo la mayoría en las dos cámaras del Capitolio.
Según el diario The New York Times, el presidente está preocupado de que si hace un trato sin el financiamiento de la obra, el núcleo de su apoyo político se debilitará, y sus votantes lo verán como no auténtico después de que habló sobre el muro en mitin tras mitin durante tres años.
Mientras continúan las desavenencias, unos 420 mil empleados en puestos esenciales trabajan sin poder recibir salario mientras dure el cierre, y 380 mil permanecen suspendidos en sus casas.