Una ópera que se niega a ser escenificada porque la música es lo suficientemente elocuente para la creación de escenas; aquí el compositor buscó romper el cánon
Por N22/Huemanzin Rodríguez
La apertura de la temporada 2019 de la Compañía Nacional de Ópera será con la ópera concierto La condenación de Fausto, del compositor Héctor Berlioz, así lo dio a conocer Alonso Escalante Mendiola, director artístico de esta compañía.
“Además de abrir la temporada, nos sirve también para unirnos a esta celebración mundial que se hace por los 150 años del fallecimiento de este compositor. La condenación de Fausto es una ópera que él decidió hacer como concierto, una leyenda dramática como él mismo la llama en su partitura.”
Esta ópera fue estrenada en diciembre de 1846, con libreto de Almira Gandonnière y Gérard de Nerval, a partir de la traducción al francés hecha por De Nerval del Fausto que publicara Goethe a principios del siglo XIX. Desde su escritura, Berlioz consideró que se presentara como ópera concierto, es decir, sin un desarrollo escénico.
“Prefirió antes que escenificarse, que el público tuviera toda la atención en todas las expresiones de la música, en esto que llamamos “música programática”, y que es considerada lo suficientemente elocuente para poder hacernos ver las diferentes escenas, los pasajes, los escenarios, las atmósferas que una obra tan completa tiene a lo largo de su desarrollo.”
“Berlioz ha sido uno de los grandes creadores, uno de los grandes ideólogos. Él arriesgó mucho al romper ciertos esquemas de las formas musicales tradicionales. Esta ópera representa un rompimiento con la forma tradicional de concebirla. En sus memorias lo deja claro, por qué decidió hacerlo en forma de concierto: porque considera que escenas que están descritas musicalmente, difícilmente podrían escenificarse. Por ejemplo, una cabalgata al final de la ópera, una persecución a caballo y uno de ellos cayendo a un desfiladero. No obstante, tras la muerte de Berlioz hubo varios esfuerzo para escenificar la ópera y ha habido versiones en ballet. Se han utilizado recursos cinematográficos para resolver ciertas escenas. Creo que el propósito de Berlioz era ver esta ópera, La condenación de Fausto, como leer un libro, donde las imágenes se forman en nuestro cerebro.”
-¿Cómo buscará la Compañía Nacional de Ópera encontrarse con nuevos públicos?
-Nuestro propósito seguirá siendo, y ahora más, con mucho ahínco, acercarnos a un público joven. Es cierto que la ópera abreva de muchos elementos complejos, pero también técnicos y digitales, algo muy de nuestro siglo XXI. Eso ha renovado el lenguaje de la ópera en las últimas décadas. Sus estéticas resultan ser más atractivas para este público joven. También acercarnos en técnicas formativas, para combatir los clichés que se han construido y que han estigmatizado a la ópera. El origen de la ópera es popular. Sólo hay que permitirle el tiempo para encontrarse con ella.
-¿Qué obras mexicanas habrá en esta temporada?
-Como ocurre desde el año pasado, en este año parte de la temporada de la CON, tiene una ópera mexicana. En este caso es Sal si puedes, de Daniel Catán. Una ópera sui generis, que rompe con los esquemas tradicionales de la ópera y que tiene mucho el uso de instrumentos tradicionales no orquestales, más de uso popular y algunos de ellos autóctonos. Es una ópera que es una farsa, algo poco conocido del género.
Tras La condenación de Fausto, se presentará, a finales de marzo, especifica Alonso Escalante, El amor distante, de la compositora finlandesa Kaija Saariaho, “que será un estreno en Latinoamérica. Una ópera del siglo XXI. La ópera es un género que se reinventa constantemente, después de cuatro siglos de existencia, sigue reinventándose. Esta ópera incluye elementos tecnológicos para su ejecución sonora.”
Las funciones de la ópera-concierto La condenación de Fausto, de Héctor Berlioz, serán el jueves 21 de febrero y el domingo 24, en la sala principal del Palacio de Bellas Artes.
Imagen: Alexandr Sokpúrov, Fausto