Tabla periódica de Mendeleiev festeja sus 150 años

Tabla periódica

Por Ana Laura Arbesú

La Habana, (PL) Despojado del premio Nobel, el científico ruso Dimitri Mendeleiev  (1834-1907) no pudo imaginar que su exquisito trabajo de organización de los elementos químicos en una tabla periódica alcanzara altos quilates para el desarrollo científico.

Publicada su primera versión en 1869, llega a sus 150 años y la comunidad científica celebra el acontecimiento en todo el mundo con la declaración de naciones Unidas como Año Internacional de la Tabla Periódica.

Bajo el amparo también de la Unesco, sociedades científicas, instituciones educativas y de investigación, se unen a las celebraciones globales para promover la relevancia de este sistema de organización de elementos químicos, sus aplicaciones y contribución a la humanidad.

Catalogada como un «crucigrama» que se va completando con las diferentes propiedades de cada uno de sus elementos, la tabla logra  captar la esencia no sólo de la química, sino también de la física y la biología, coinciden científicos.


Tal es la vigencia de esta herramienta, argumentan los especialistas, que se utiliza en la fabricación desde un celular hasta la nave espacial como la que llegó al «lado oscuro» de la Luna,  hace par de meses una misión china.
Nacida con los 63 elementos existentes en aquel entonces en la naturaleza, la relevancia de la investigación de Mendeleiev radica, a juicio de científicos, en dejar los espacios vacíos de los elementos desconocidos, y de esta manera anticipar que lugares ocuparían una vez hallados.

Relata la literatura especializada, que el científico ruso fue el primero que comenzó a darse cuenta de que ciertas propiedades de algunos elementos que se conocían en esa época tenían cierta periodicidad, como por ejemplo que el sodio se comportaba de una manera similar al potasio.

Pero la clave radicó al descifrar del orden adecuado: si los colocaba de manera ascendente de acuerdo a la masa atómica, los elementos con un comportamiento similar se agruparían en columnas. A las filas las denominó períodos y las columnas, grupos.

Posteriormente a algunos grupos de elementos se les dio nombres, como, por ejemplo, el grupo 17 es el de los halógenos y el grupo 18 el de los gases nobles.    Así moldeó Mendeleiev su tabla y la presentó  a la Sociedad Química Rusa. Fue la culminación de un siglo de estudio de las propiedades químicas.

Las celebraciones en el mundo por el siglo y medio de esta obra científica tributan además a los más recientes descubrimientos, que completarían la fila siete de ese conjunto.     Por tradición, el descubridor de un nuevo elemento tiene el honor de nombrarlo y asignarle un símbolo, pero la Unión Internacional de Química aplicada y pura (IUPAC)  aprueba de manera oficial la denominación.

Ellos son el  nihonio, moscovio, téneso y oganesón, que se ubicarían en el lugar 113, 115, 116 y 117, respectivamente.
El elemento 113 fue bautizado como nihonio, que hace referencia a la palabra Nihon, Japón, donde fue descubierto, su significado es ‘tierra del sol naciente’, y tendrá el símbolo Nh.

El 115 es moscovio (Mc) y el 116 téneso (TS), también por las ciudades donde fueron descubiertos, Moscú y Tennessee, Estados Unidos, por ese orden.
Para el 117 el nombre escogido es oganesón (Og) en honor al físico nuclear ruso Yuri Oganesián, quien descubrió elementos superpesados. Aquellos con números atómicos del 95 al 118 solo han sido sintetizados en laboratorios y como dato curioso, existen elementos con nombres que hacen referencia a países: galio (Ga), escandio (Sc), germanio (Ge), polonio (Po), niponio (Np), y francio (Fr).

También los hay relativos al nombre de continentes: europio (Eu) y americio (Am) y para los cuerpos celestes: uranio (U), neptunio (Np) y Plutonio (Pu).
Dos de los científicos más importantes de la historia también han sido homenajeados en la Tabla Periódica: Einstein, con el einstenio (Es); y Copérnico, con el copernicio (Cn).

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