Londres, 26 mar (Prensa Latina) La decisión del Parlamento británico de tomar el control de la agenda del Brexit, lejos de solucionar el embrollo, agrega hoy más incertidumbre a la controvertida salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
La víspera, la Cámara de los Comunes acordó, contra la voluntad del Ejecutivo, someter a votación mañana una serie de opciones para la ruptura entre Londres y Bruselas, originalmente pactada para dentro de tres días.
Las propuestas van desde revocar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa que traza la hoja de ruta para la salida, un divorcio sin acuerdo y la celebración de un segundo referendo, hasta la aprobación in extremis del pacto negociado por May con sus pares europeos, mismo que ya fue rechazado dos veces por los parlamentarios.
Otras variantes apuestan por un Brexit más suave, el cual mantendría al Reino Unido dentro de la unión aduanera y el mercado único europeos, o la firma de un acuerdo de libre comercio entre ambas partes.
Ninguno de esos «votos indicativos» será, sin embargo, vinculante para la primera ministra, quien sigue insistiendo que su plan es la mejor opción para cumplir con el deseo de los 17,4 millones de británicos que votaron a favor de abandonar la UE en el referendo de 2016.
Según el gobierno conservador la decisión tomada ayer por el Parlamento sienta un precedente peligroso e impredecible, que altera el equilibrio de las instituciones democráticas del país.
Pero lo cierto es que de no conseguir antes del jueves el apoyo necesario para la aprobación de su Brexit, May, quien ayer admitió no tener todavía los votos necesarios, quedaría muy mal parada y su gabinete podría obligarla a dimitir.
La semana pasada, la alianza europea accedió a prorrogar la salida del Reino Unido hasta el 22 de mayo, pero a condición de que el Parlamento británico apruebe antes del 29 de marzo el plan negociado por la gobernante conservadora.
En caso contrario, Londres tendrá que decidir antes del 12 de abril entre solicitar un nuevo aplazamiento, abandonar la UE sin acuerdo, o revocar el Brexit.
Por otro lado, los partidarios de celebrar un nuevo referendo sobre la salida del Reino Unido de la UE dieron el sábado pasado una gran demostración de fuerza, con una marcha por el centro de Londres que convocó a cerca de un millón de personas.
Los promotores de una segunda consulta popular alegan que hubo mucha desinformación y mentiras alrededor de la convocatoria hecha en 2016, cuando el 51,8 por ciento de los británicos votó a favor del controvertido divorcio.
También muchos jóvenes que tres años atrás no tenían edad para votar exigen ahora que se les tenga en cuenta para decidir sobre el futuro del país.
A esas presiones callejeras se suma una petición online para la revocación del Brexit que ya sobrepasa los cinco millones de firmas.