En costas de ciudad libanesa barcos de Alejandro Magno

Armando Reyes

Beirut (Prensa Latina) Un equipo de buceadores profesionales descubrió ruinas de barcos pertenecientes a la época griega (alrededor del año 300 a.n.e.) sumergidos en las costas cercanas a la sureña ciudad libanesa de Tiro.

El presidente de la Unión Libanesa de Buceadores Profesionales, Mohammad al-Siraj, precisó que se trata de 11 embarcaciones que debieron participar en el sitio orquestado por Alejandro Magno durante una batalla por ocupar la parte del centro urbano situada en una isla.

Al-Siraj confirmó que el hundimiento de los buques ocurrió en el asedio a Tiro en el 332 antes de nuestra era (a.n.e.), que se dilató unos siete meses.

Ese descubrimiento de incalculable valor agrega otra atracción al centro urbano que desde la playa ofrece una vista exclusiva de reliquias históricas de hace cinco mil años.

Localizado a 70 kilómetros al sur de esta capital, Tiro comenzó su andadura sobre el mil 300 a.n.e., aunque hay otras referencias sobre un origen anterior, dos mil 700 a.n.e.

Era una ciudad muy fortificada con muros de hasta 45 metros de altura y consistía en dos sitios, uno en tierra firme y otro en una isla hasta que Alejandro Magno la conectó durante su asedio de 333 a 332 a.n.e.

La localidad fungía como un gran almacén del mundo antiguo, en tanto que los tirios resultaron pioneros en navegar por las aguas del Mediterráneo y el resultado de su trasiego estaba presente en los comercios locales.

Fue un puerto importante de Fenicia, de prosperidad económica, desde el cual salieron barcos para fundar colonias en las islas del mar Egeo, en Grecia; en Cartago, costa norte de África, Sicilia, Córcega e incluso en Cádiz, en lo que hoy es España.

Pero volviendo a su principal atractivo de hoy, el turismo, Tiro posee ofertas espectaculares por la existencia de numerosos monumentos creados en la antigüedad.

Se da la circunstancia que mientras se toma un baño de mar sobre un lecho pedregoso, tal vez sus pies caminen sobre las piedras que las tropas de Alejandro Magno utilizaron para unir tierra firme con la isla que formaba parte de la ciudad.

Hay señalamientos en el mar, por cierto, de una calidez y salinidad similares a las del Trópico, que dan cuenta de la presencia de columnas o pedazos de muro antiquísimos en el fondo.
Por el territorio tirio pasaron, entre otros, griegos, romanos, asirios, mamelucos, otomanos, selyúcidos y los cruzados en su trayecto hacia la reconquista de Jerusalén y adquirió su actual condición a la llegada de los árabes musulmanes en el año 638.

Tiro fue gravemente dañada a finales de los años 70 y 80 del siglo pasado durante la llamada Operación Litani, del ejército de Israel, que bombardeó una base militar de la Organización de Liberación de Palestina.
En 2006, como resultado de una invasión israelí, volvió a sufrir la metralla del régimen de Tel Aviv que utilizó el pretexto de un ataque contra la Resistencia islámica o Hizbulah.

Aún con todas esas desventuras de antaño y hogaño, la sureña ciudad libanesa conserva una atmósfera especial para el visitante que admira el ir y venir de una ciudad moderna asentada sobre la herencia de lo que fue el mundo antiguo.

Y ahora con el descubrimiento de un tesoro submarino hay un valor agregado que tal vez emule desde las profundidades con lo que se aprecia en la superficie.