La Habana, 27 jun (Prensa Latina) Ni los aliados de Estados Unidos están a salvo del presidente Donald Trump, quien arribó hoy a Osaka, Japón, con su hacha de guerra, lista para descargarla en cualquier momento durante la cumbre del G-20.
El mandatario llega a la cita con un sinfín de frentes abiertos: desde su polémica política migratoria, hasta su enfrentamiento con Irán y sus críticas a Alemania, un socio histórico de Washington.
Pero en Osaka estarán bajo la lupa las guerras comerciales iniciadas por el gobernante, que a todas luces no solo van dirigidas con China.
Este jueves el presidente exigió a la India que retire sus aranceles a productos norteamericanos, aunque no mencionó la causa de los gravámenes: fue una represalia a la decisión de la Casa Blanca de suprimir privilegios comerciales a la nación surasiática.
Trump dejó claro su postura al cuestionar también a Vietnam tras estimar que ese país se «aprovecha de nosotros peor de lo que lo hace China», una frase que también empleó con Europa.
En los primeros cuatro meses de 2018, las importaciones de Estados Unidos desde Vietnam totalizaron casi 21 mil millones de dólares, un aumento de más de cinco mil millones de dólares en comparación con el año anterior, lo cual, a todas luces, molesta al jefe de Estado.
La lista de ataques verbales del mandatario incluyó esta semana al llamado viejo continente.
Las naciones europeas se aprovechan de Estados Unidos. Tienen peores barreras comerciales que China, afirmó durante una entrevista con la televisora Fox News.
«Hay una mujer en Europa, no mencionaré su nombre (que) odia a Estados Unidos tal vez peor que cualquier persona que haya conocido, señaló en alusión a Margrethe Vestager, la jefa antimonopolio del bloque.
Ella está demandando a todas nuestras empresas tecnológicas. Podría denunciar a Google y Facebook y ya está, pero está denunciando a Apple.
Las denuncian a todas, subrayó un molesto Trump, quien defendió a esas firmas, bajo la lupa por sus prácticas monopólicas y competencia desleal.
«Oh, sí», expresó el mandatario al ser interrogado por Fox News sobre si la Unión Europea (UE) era el próximo objetivo comercial de la Casa Blanca.
Alemania también sufrió la ira del presidente al ser acusada de favorecer a Rusia por sus convenios multimillonarios de gas con Moscú y de ser moroso en sus pagos.
Aunque el gobernante mantiene desde hace meses una purga abierta con la UE por el tema de la industria automotriz, la temperatura aumentó recientemente con las críticas del mandatario al anuncio del Banco Central del bloque de una posible disminución de las tasas de interés y de un paquete de estímulo.
Para Trump, ese plan es una devaluación del euro, lo cual facilitaría las exportaciones europeas, aunque sus antecesores en la Casa Blanca siempre apostaron por un dólar fuerte, entre otros motivos, porque permite un mayor consumo interno.
Mientras el presidente golpea a diestro y siniestro, crece la preocupación en el sector empresarial y financiero estadounidenses sobre las consecuencias de esta estrategia.
Días atrás unas 600 compañías norteamericanas expresaron en una carta su preocupación por una guerra comercial contra China al estimar que podría causar la pérdida de hasta dos millones de empleos y costar a cada familia estadounidense unos dos mil dólares como promedio.