Biarritz, Francia, 25 ago (Prensa Latina) La Cumbre del G-7 que acoge esta ciudad del sudoeste francés entra hoy en su segunda jornada con temas en agenda como la economía, el comercio y las desigualdades.
El foro de los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido fue inaugurado ayer en medio de un fuerte despliegue policial, que han llamado la «bunkerización de Biarritz», y de protestas de movimientos sociales y políticos que denuncian la responsabilidad de esos países en las guerras, el cambio climático y precisamente las inequidades.
Se espera que en los asuntos económicos los participantes y sus invitados aborden el proteccionismo y sus consecuencias, mientras en materia de comercio, sobre la mesa está el peligro de la confrontación y su impacto global.
La presencia y la postura al respecto del mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, generan expectativas, en el contexto de la materialización de su consigna «América Primero» y de la guerra comercial que desató contra China, con secuelas inmediatas que van desde el temor de los inversores hasta la caída de los mercados.
La víspera, el presidente anfitrión, Emmanuel Macron, señaló en un mensaje a la nación, previo al inicio del encuentro de tres días, que llamará al diálogo y la cooperación, porque «las guerras comerciales son malas para todos».
Trump y Macron almorzaron juntos ayer, pero según diversos reportes, su reunión no pasó del ámbito protocolar, sin discusiones de fondo.
Respecto a las desigualdades, el presidente de Francia adelantó la intención de incluir bajo este tema la necesidad de empoderar a la mujer, las relaciones con África y el cambio climático.
París promovió la cumbre 45 de las potencias occidentales y Japón como una oportunidad de avanzar hacia «un capitalismo más justo», iniciativa que para nada tranquiliza a quienes rechazan el modelo de desarrollo impuesto al planeta.
Coincidiendo con la inauguración del foro, miles de personas marcharon por las inmediaciones de esta ciudad balneario para condenar al G-7 y recordar su responsabilidad en las grandes crisis de la humanidad.
Asimismo, exigieron a los poderosos que no pretendan decidir los destinos de la comunidad internacional.