Naciones Unidas, 1 dic (Prensa Latina) El secretario general de la ONU, António Guterres, nombró hoy al diplomático canadiense 4, como su enviado especial para la Acción Climática y las Finanzas.
En su nuevo cargo, se centrará en la implementación ambiciosa de la acción climática, y prestará especial atención a los cambios significativos en los mercados financieros públicos y privados y la movilización de fondos privados a los niveles necesarios para alcanzar las metas del Acuerdo de París.
De acuerdo con el comunicado difundido por la oficina del portavoz de Guterres, esto incluirá la construcción de los marcos para la información financiera, la gestión de riesgos y los rendimientos con el fin de llevar los impactos del cambio climático a la corriente principal de la toma de decisiones financieras privadas.
También apoyará las acciones para la transición a una economía neta de carbono cero, añade el texto.
Carney ha ocupado numerosos puestos en finanzas en los sectores público y privado, y actualmente se desempeñaba como el gobernador del Banco de Inglaterra: una vez que deje de trabajar para esa entidad, ocupará su cargo en la ONU.
De 2011 a 2018, fue presidente de la Junta de Estabilidad Financiera y de 2008 a 2013, gobernador del Banco de Canadá.
El diplomático canadiense sucede en el cargo al estadounidense Michael Bloomberg, quien renunció el pasado 11 de noviembre para presentar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, de cara a las elecciones del 2020.
Como el secretario general de la ONU ha destacado en repetidas ocasiones, el mundo está muy lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París, que se propuso limitar el aumento de la temperatura global en 1,5 grados Celsius.
Pero si se mantienen las políticas climáticas actuales, las temperaturas aumentarán hasta alcanzar de 3,4 a 3,9 grados Celsius, de acuerdo con los especialistas.
Esta realidad traería impactos climáticos destructivos de gran alcance para la humanidad y los ecosistemas naturales.
ONU exige a sus Estados miembros una acción climática sin precedentes a escala mundial, y los sistemas financieros públicos y privados deben transformarse también con el fin de proporcionar los fondos necesarios para la transición a sistemas y sectores con bajas emisiones y más resilientes.