Hanoi, (Prensa Latina) Habría que hacer un repaso minucioso de las estadísticas de los demás países, pero por lo que publican los medios de prensa de todo el mundo, ninguno como Vietnam logró tantos éxitos económicos y sociales en 2019.
El notable comportamiento de los principales indicadores macroeconómicos y sociales de la nación indochina el año pasado hace esperar que en el 2020 ocurra otro tanto.
En 2019, por segundo año consecutivo, el Producto Interno Bruto (PIB) de la nación indochina se expandió por encima del siete por ciento (7,02), con lo que superó las previsiones de organismos internacionales y hasta las de los más optimistas expertos nacionales.
La cifra es tanto más alentadora porque se alcanzó en medio de la ralentización de la economía global, las políticas proteccionistas aplicadas por Washington y sus aliados y el nebuloso panorama que dibuja en el sudeste asiático la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, y un conflicto similar, aunque a menor escala, entre Japón y Corea del Sur.
En esta parte del mundo la mayoría de las naciones vieron menoscabadas sus posibilidades de crecimiento por esas causas. Probablemente Vietnam también sintió esos efectos de alguna manera, pero los números parecen desdecirlo.
Las inversiones extranjeras directas, verbigracia, superaron los 38 mil millones de dólares, la cifra más alta en la década, y afincaron al país como el primer receptor de capitales foráneos en la región y el octavo en el mundo.
Las exportaciones, entretanto, sobrepasaron los 260 mil millones dólares y dejaron un superávit cercano a los 10 mil millones, cifras récord en ambos casos. Fue, además, el cuarto año consecutivo con una balanza comercial favorable.
Ello se logró pese a la caída de los precios internacionales de algunos de sus productos clave, como el café y el arroz, y apreciables bajas de los embarques de mariscos y pescado a China, Estados Unidos y la Unión Europea debido a que estos endurecieron sus estándares de importación.
El turismo, otro de los grandes contribuyentes de divisas a Vietnam, tuvo un notable desempeño: las llegadas de vacacionistas extranjeros pasaron de 18 millones y los ingresos por ese concepto rozaron los 17 mil 500 millones de dólares. Cifras que, por cierto, también constituyen récords.
La agricultura fue el único sector de la economía que no creció en márgenes tan astronómicos -solo lo hizo en algo más del dos por ciento-, pero se debió a factores tan imprevisibles como incontrolables.
Los principales entre ellos fueron una intensa sequía que afectó a gran parte del país y una epidemia de peste porcina africana que obligó a sacrificar unos seis millones de cerdos, más del 10 por ciento del rebaño nacional.
De cualquier manera, las aportaciones de la agricultura al PIB fueron considerables dado su peso específico en la economía nacional.
Aquellas contrariedades fueron contrarrestadas por el ascenso que marcaron las principales actividades productivas y de servicios.
El Índice de Producción Industrial creció 10 por ciento, impulsado sobre todo por las industrias procesadora y manufacturera.
Los puntales de ese indicador fueron 25 grupos de productos que reportaron ingresos por más de mil millones de dólares, mientras otros cinco rindieron entradas por más de 10 mil millones.
Estos fueron los teléfonos celulares y sus componentes, las computadoras y productos electrónicos, las confecciones textiles, el calzado y los equipos, maquinarias y herramientas.
Otro ejemplo del mantenido dinamismo de la economía vietnamita en 2019 fue la creación de unas 136 mil empresas privadas cuyo capital registrado roza los 74 mil millones de dólares.
Ahora el total de compañías de ese tipo en el país llega a 760 mil y sus contribuciones al PIB (43 por ciento) superan a las de las estatales (29 por ciento) y a las que operan con inversiones extranjeras (18 por ciento).
Hace unos días el gobierno reiteró la voluntad de crear un entorno favorable a su fortalecimiento por considerarlas uno de los motores de la economía de mercado con orientación socialista, el modelo de desarrollo que sigue la nación desde que activó el Doi Moi o política de renovación en 1986.
En muchos países los avances de la macroeconomía no se traducen en beneficios tangibles para la ciudadanía, pero no es el caso de Vietnam, donde según el Banco Mundial el 40 por ciento más pobre de la población mejoró considerablemente su nivel de vida gracias a la positiva evolución de la economía.
TAMBIÉN PROGRESOS EN LA ARENA INTERNACIONAL
Vietnam recién asumió la presidencia de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2020-2021, dos hechos reveladores de su prestigio en la palestra internacional.
En la Asean, su elección tuvo el respaldo unánime de los otros miembros del bloque (Brunéi, Cambodia, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur y Tailandia).
Todos los mandatarios presentes en la Cumbre donde se produjo el hecho (Tailandia, noviembre de 2019) dijeron confiar plenamente en que Vietnam consolidará el poderío económico y la capacidad del bloque para enfrentar viejos y nuevos retos.
Su liderazgo transcurrirá en medio del complicado escenario que ensambla el conflicto entre las dos principales economías del planeta, cuyo impacto ha sido tal, que el PIB de casi todos los miembros de la Asean estuvieron en baja.
Otro asunto que Hanoi deberá manejar con mucho tiento es la situación en el Mar del Este, donde China y varias naciones reivindican su soberanía sobre varias islas y las aguas adyacentes.
Salvo incidentes menores, la situación allí parece cuando menos negociable, sobre todo a la sombra de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Pese a su involucramiento en el asunto, Vietnam ha dado muestras de su voluntad de resolverlo por la vía del diálogo y con apego a aquel y otros instrumentos y principios consagrados por el derecho internacional. Y dijo que como conductor pro tempore de la Asean, así seguirá haciéndolo.
También adelantó que sus tareas insignias desde tal posición serán acortar la brecha de desarrollo entre los asociados; fortalecer la interconexión entre estos, tanto en infraestructura como en política, defensa, economía y sociedad; y engarzar aún más a la Asean en el concierto universal.
En cuanto al papel que jugará como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, Vietnam prometió centrarse en la prevención de los conflictos, el impulso a la diplomacia preventiva y la solución pacífica de las disputas.
También, en el impulso al desarrollo sostenible, la promoción de los derechos humanos -en especial de mujeres y niños-, el enfrentamiento al cambio climático y otros temas puntuales como el desarme, la trata de personas, el narcotráfico y el alivio de las secuelas de las guerras en las naciones que las han sufrido.
Vietnam también ha reiterado su posición a favor de la reforma del sistema de las Naciones Unidas, incluido el Consejo de Seguridad, y de incentivar la cooperación entre el organismo internacional y las organizaciones regionales.
De hecho, la nación indochina ya atesora una rica experiencia como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, pues fungió como tal en el período 2008-2009.
Sus contribuciones de entonces, mantenidas a lo largo de todos los años posteriores, y en especial en el que recién concluido, son avales que justifican la confianza de la comunidad internacional.