En medio de crisis con Irán discrepancias entre Trump y el Pentágono

Washington, 7 ene (Prensa Latina) En medio de las elevadas tensiones existentes hoy entre Estados Unidos e Irán, el Pentágono y el presidente Donald Trump muestran contradicciones acerca de los comentarios del gobernante sobre atacar sitios culturales del país persa.

El secretario norteamericano de Defensa, Mark Esper, dio a entender ayer que su país no bombardeará esos espacios, lo cual sería considerado un crimen de guerra a partir de convenciones internacionales, al manifestar que seguirán las legislaciones en la materia.

Cuando se le preguntó si eso significa que no arremeterán contra sitios culturales iraníes, Esper reiteró: «Esas son las leyes del conflicto armado».

Tal postura del jefe del Pentágono contrasta con los pronunciamientos de Trump, quien provocó gran controversia al anunciar que podría apuntar a esos lugares si Irán realiza ataques de represalia luego de que el mandatario norteamericano ordenó asesinar al general del país persa Qasem Soleimani.

Una parte de la Convención de La Haya de 1907 establece que, en asedios y bombardeos, «se deben tomar todas las medidas necesarias» para favorecer «edificios dedicados al culto, las artes, las ciencias, los fines caritativos, monumentos históricos, hospitales y lugares donde estés asilados enfermos y heridos».

Del mismo modo, el Protocolo I de la Convención de Ginebra, firmado en 1949 y enmendado en 1977, declara ilegal «cualquier acto de hostilidad dirigido contra monumentos históricos, obras de arte o lugares de culto que constituyen el patrimonio cultural o espiritual de los pueblos».

A pesar de esas directrices, el sábado pasado el jefe de la Casa Blanca tuiteó que las fuerzas armadas estadounidenses tienen en la mira 52 lugares del país persa para responder cualquier ataque, algunos de los cuales, sostuvo, son de un «nivel muy alto e importante para Irán y la cultura iraní».

Ese comentario de Trump provocó críticas de círculos de seguridad nacional y política exterior, así como de defensores de los derechos humanos y medios de prensa, pero los cuestionamientos no detuvieron al gobernante, quien el domingo repitió tal posición.

Según el jefe de la Casa Blanca, cuya administración ha estado marcada por una campaña de presiones y sanciones contra el país persa, a los iraníes se les permite matar a los norteamericanos, torturarlos, mutilarlos y hacerlos estallar con bombas.

«¿Y no se nos permite a nosotros tocar sus sitios culturales? No funciona de esa manera», agregó ese día, para motivar nuevos cuestionamientos acerca de su postura.

«Tras cometer graves violaciones de la ley internacional con cobardes asesinatos este viernes, Trump vuelve a amenazar con más infracciones», escribió en las redes sociales el canciller iraní, Mohammad Yavad Zarif, tras esas palabras de presidente norteamericano.

Incluso, figuras cercanas a Trump como el primer ministro británico, Boris Johnson, o el senador republicano Lindsey Graham, rechazaron una operación de ese tipo. «Poner sitios culturales sobre la mesa como un objetivo militar, creo, socava lo que estamos tratando de hacer», expresó ayer el legislador.

Luego de que el mandatario realizó los primeros pronunciamientos al respecto, Colin Kahl, exfuncionario de la administración de Barack Obama (2009-2017), escribió en Twitter que resulta «difícil de creer que el Pentágono le brinde opciones de ataque a Trump que incluyan sitios culturales iraníes».

Según la cadena de televisión CNN, dos altos funcionarios estadounidenses le dijeron que había una oposición generalizada dentro de la administración a atacar esos espacios.

A decir del diario The New York Times, las discrepancias entre el gobernante y el Pentágono en este tema parece una controversia clásica creada por Trump, «el resultado aparente de una amenaza impulsiva y su negativa a retroceder ante las críticas».

Según el medio, un miembro de la administración que pidió el anonimato aseguró que ninguno de los 52 sitios identificados por Washington como posibles blancos son culturales, a pesar de lo cual Trump se expresó así en su tuit del sábado.

En lugar de decir simplemente que los sitios culturales en realidad no serían atacados, decidió redoblar esa afirmación al día siguiente ante los periodistas que volaban con él en el Air Force One, apuntó la fuente.

Tales contradicciones se dan cuando siguen presentes en el país cuestionamientos sobre la decisión de Trump de ordenar la muerte de Soleimani, y cuando muchos demócratas y analistas acusan al mandatario de no tener una estrategia clara planeada.

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