Durante los últimos años, la figura del senador de MORENA Germán Martínez no ha sido menos que polémica: desde su repentino cambio de partido político, hasta su rápida salida como director del IMSS, el senador ha levantado discusiones por su promiscuidad política y su flexibilidad ideológica.
Germán Martínez fue el representante del PAN en el entonces Instituto Federal Electoral durante el presunto fraude en los comicios del 2006, con el que Felipe Calderón tomó la Presidencia de la República. Martínez fue uno de los responsables de que no se realizara un recuento total de la votación, solicitado por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ya en el gabinete de Felipe Calderón, éste lo designó Secretario de la Función Pública y apenas un año después, fue seleccionado como dirigente nacional del PAN. Coordinó la estrategia electoral para las elecciones intermedias, para luego renunciar por los malos resultados obtenidos durante ese proceso electoral.
En el 2018 sorprendió a todos al anunciar su renuncia al PAN -tras 30 años de militancia- para unirse al proyecto de MORENA.
Tras el triunfo de AMLO, se incorporó como director general del IMSS, lo que levantó polémica, puesto que el senador no contaba con experiencia en materia de salud ni en administración pública.
Sin embargo su designación no fue lo que causó descontento, sino que en lugar de trabajar por el saneamiento de las finanzas del IMSS o el abasto de medicamentos, aprovechó su posición para apoyar proyectos políticos sin ninguna relación con sus funciones públicas.
Ante el descontento y la presión renunció el 21 de mayo del 2019, a solo cinco meses de haber tomando las riendas de la institución de salud.
Tras haber regresado al senado se integró a la Comisión de Trabajo y Previsión Social y la comisión de Seguridad Social donde -irónicamente- clama defender los derechos de los trabajadores y derecho habientes del seguro social, mismos que abandonó al renunciar al IMSS.
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