Buenos Aires, 26 feb (Prensa Latina) El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) llamó hoy a luchar contra el racismo y la discriminación en su país, exacerbados tras el golpe de Estado.
«Los bolivianos somos hermanos y a pesar de cualquier diferencia podemos luchar juntos contra el racismo y la discriminación», escribió en su cuenta en Twitter desde el exilio en Argentina.
El golpe de Estado consumado el 10 de noviembre de 2019, cuando Morales tuvo que renunciar a su cargo obligado por altos mandos castrenses, puso en evidencia el carácter racista de la asonada.
En este contexto Evo Morales asegura que Bolivia no es tierra fértil para el racismo y hay una razón para ello.
«Nuestra identidad está en nuestra pluralidad», asegura el líder indígena fundador de una nueva constitución que reconoce la diversidad étnica y cultural de esa nación suramericana.
La antropóloga Francisca Fernández, citada por el diario El Desconcierto, aseguró que el golpe en Bolivia, realizado por la ultraderecha reactivó el viejo conflicto entre las zonas altas, el altiplano y el mundo indígena, versus la zona baja, en el sector oriental del país.
El racismo del movimiento liderado por Luis Fernando Camacho, ahora candidato presidencial, se expresa sobre todo en la quema de la whipala, la bandera de la diversidad indígenas y que se adoptó como símbolo de la plurinacionalidad, dijo Fernández, investigadora de la chilena Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
En este contexto se reactivó también la Resistencia Juvenil Cochala, grupo de jóvenes que actúa como fuerza de choque el cual tomó gran impulso en los conflictos posteriores a las elecciones del 20 octubre de 2019.
Por su parte, el expresidente Álvaro García Linera, también exiliado en Argentina, describió en un artículo titulado Odio al Indio el actuar de estos grupos en el escenario de discriminación que sufre hoy el pueblo boliviano.
«Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios», señala.
Agrega que «se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder».