Londres, 12 mar (Prensa Latina) El Gobierno británico pidió hoy a todas las personas que presenten tos persistente o fiebre que permanezcan en sus casas durante siete días, para tratar de demorar la propagación de la COVID-19 dentro del Reino Unido.
El primer ministro Boris Johnson dijo en rueda de prensa que el país pasa, a partir de este jueves, de la fase de contención a la de retraso, por lo que aconsejó, además, la suspensión de los viajes escolares al extranjero, y a los ancianos mayores de 70 años no viajar en cruceros.
Aunque el gobernante conservador calificó la pandemia de la peor crisis de salud pública de esta generación, las medidas anunciadas no son tan drásticas como se especulaba, pues en un principio se pensó que se cerrarían las escuelas, se cancelarían los eventos públicos, y se estimularía el trabajo desde el hogar.
Al respecto, Johnson apuntó que la suspensión del curso y de los espectáculos culturales y deportivos podría provocar más daños que ventajas, debido a la carga que impondría a los servicios públicos, pero aclaró que esa posibilidad sigue latente.
Advirtió, no obstante, que el brote del nuevo coronavirus podría extenderse aún más en el Reino Unido, donde se registran 590 personas contagiadas y 10 muertos como resultado de la enfermedad.
El periodo más peligroso no es ahora, sino dentro de algunas semanas, en dependencia de cuánto se propague, señaló el primer ministro, quien alertó que habrá más víctimas mortales entre la población.
De su lado, el jefe de los asesores científicos del Gobierno, Patrick Vallance, aseguró que entre cinco mil y 10 mil personas ya habrían contraído el virus en el Reino Unido.
En estos momentos lo que se necesita es retrasar el pico del brote y reducirlo, afirmó el experto, al defender las medidas tomadas por el ejecutivo después de una reunión del comité de Emergencias, conocido popularmente como Cobra.
El jefe médico de Inglaterra, Chris Whitty, también apoyo las decisiones de las autoridades, y apuntó que el cierre de las escuelas, por ejemplo, no contendría la propagación, pues sería imposible mantener a los niños todo el tiempo dentro de sus casas por un periodo de dos o tres meses.
A nivel global, el brote de COVID-19, declarado como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud, ha dejado ya unas 130 mil personas contagiadas y cuatro mil 600 muertos en un centenar de países.