Washington, 1 abr (Prensa Latina) La pérdida de vidas en Estados Unidos por Covid-19 supera ya, con más de tres mil 300, el número de víctimas de las Torres Gemelas, mientras la opinión pública cuestiona qué falló a la hora de prevenir esta crisis.
La pregunta al respecto la lanzó el diario The Washington Post: ¿Qué hicimos mal?.
De acuerdo con expertos, la respuesta comienza con una seguidilla de frases del propio presidente, Donald Trump.
«Lo tenemos totalmente bajo control» (Entrevista, 22 de enero). «Estamos en buena forma en nuestro país. Tenemos 11, y los 11 están mejorando» (Comentarios, 10 de febrero).
«Puede preguntar sobre el coronavirus, que está muy bien controlado en nuestro país» (Conferencia de prensa, 25 de febrero). «Va a desaparecer. Un día, es como un milagro, desaparecerá». (Declaraciones, el 27 de febrero).
«Cualquiera que necesite una prueba, se hace una prueba. Están ahí. Tienen las pruebas. Y las pruebas son hermosas». (Declaraciones en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Atlanta, 6 de marzo).
Sin embargo, Estados Unidos muestra hoy una cara que aterra al mundo: 165 mil 874 contagiados y más de tres mil fallecidos.
El diario norteamericano hizo una cronología de la serie de errores que llevaron a la primera economía del mundo a convertirse en el foco de más contagio de esta enfermedad.
Los desaciertos en la forma cómo se hicieron las pruebas comprueban, en gráficas de ese rotativo, cómo un país como Corea del Sur, que las hizo masivas, logró evitar el pico de contagios.
Una nación en donde no se encontraban y se realizaban a muy pocas personas, como Estados Unidos, disparó sus curvas.
Trump, cuando el país llevaba 11 casos, dijo que la situación estaba controlada.
La ciudadanía vive el miedo de esa guerra que se avecina. El lunes, un buque hospital militar con mil camas, llegó a Nueva York, la ciudad más afectada por la enfermedad.
El drama de la Gran Manzana crece cada día. Y por eso, la ciudad ya confinada, se prepara para enfrentar la batalla con todo.
La imagen de ese barco conmovió a buena parte de los norteamericanos.
El «USNS Comfort», equipado con 12 quirófanos y un equipo de mil 200 médicos y enfermeros, llegó para ayudar a aliviar los hospitales de la ciudad, saturados por la permanente afluencia de pacientes con coronavirus.
El hecho de que los hospitales de la denominada capital del mundo no den abasto y tengan que recurrir a sus instrumentos de guerra ofreció una mirada poco esperanzadora a los demás lugares del planeta.
Trump, por su parte, alertó que la tasa de muertes en Estados Unidos subirá en las próximas dos semanas, y calificó como «horribles» las estimaciones del científico líder en la pandemia Anthony Fauci de que «millones» de estadounidenses se infectarán con el virus y hasta 200 mil morirán.
«Este virus ha estado por delante de nosotros desde el primer día», dijo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al canal de televisión MSNBC.
Estimó que en dos a cuatro semanas la ciudad llegará a su máximo número de casos.
«Prepárense para el ápice. Tengan los materiales para el ápice. Ahí es cuando el sistema colapsará», advirtió Cuomo.
«La lenta respuesta del presidente para asegurar una capacidad de pruebas suficiente, por ejemplo, limita la facultad de los trabajadores de la salud para informar a las personas con mayor riesgo de infección sobre su estado y así reducir las posibilidades de transmitir el virus», indicó Stephen Farnsworth, profesor de ciencia política y relaciones internacionales de la Universidad de Mary, en Washington.
Y el problema no termina ahí. En Estados Unidos, más de 27 millones de personas no están afiliadas a un seguro de salud, por lo que en muchos casos, a pesar de presentar síntomas, se abstienen de asistir al médico por los altos costos que podría significar.
Una encuesta de West Health y Gallup de 2019 evidenció que más del 20 por ciento de las personas aplazaba tratamientos o intervenciones médicas por sus elevados precios.
Con el coronavirus, la situación no es diferente; para quienes tienen síntomas leves y pueden recibir su tratamiento en casa, la situación no representa mayor gasto.
Pero para aquellos que requieran hospitalización, asistencia para respirar o entrar a la unidad de cuidados intensivos, la visita podría superar los tres mil dólares en gastos hospitalarios.
En su momento, Trump calificó al brote de farsa. Ahora tiene dos caminos por delante: evitar una crisis de salud sin precedentes o intentar mantener a flote la economía nacional a corto plazo.
Parece decidido a jugársela por esta segunda alternativa, a pesar de que pone en la balanza millones de vidas.