Naciones Unidas, 9 abr (Prensa Latina) La amenaza de Estados Unidos de congelar los aportes de su gobierno a la Organización Mundial de la Salud (OMS) extiende la cadena de ataques de Washington contra el sistema de Naciones Unidas y el multilateralismo.
En medio de la pandemia de la Covid-19 que asola al planeta y en particular a la propia potencia estadounidense, su presidente, Donald Trump, expuso la posibilidad de suspender los fondos destinados al organismo rector de la salud a nivel global.
Como pretexto, el jefe de la Casa Blanca consideró que la OMS se equivocó y no alertó a tiempo sobre la expansión de la enfermedad que ya alcanza a casi todos los países.
Es precisamente la tardanza en la toma de decisiones, la que se le achaca al mandatario como causante del crecimiento exponencial del mal en su propio país, que ya sobrepasa los 86 mil muertos y un millón 500 mil contagiados.
Tras su amenaza contra la OMS, el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, llamó al gobernante estadounidense a no politizar la crisis y reclamó «un liderazgo honesto de Estados Unidos y China».
Asimismo, exhortó a no utilizar la pandemia «para fines políticos» y demandó «solidaridad honesta a nivel global» para enfrentar la situación.
Un creciente número de personalidades políticas y medios de prensa de Estados Unidos critican a su presidente por tratar de sacar provecho político de la Covid-19, de cara a las programadas elecciones de noviembre próximo.
Pero las amenazas de Trump a la OMS forman parte de una secuencia de ataques de Washington contra un buen número de agencias de la ONU en los últimos años.
Entre ellas están la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), de la cual Estados Unidos, acompañado por su aliado Israel, se retiró en enero de 2019.
Ambos países esgrimieron como razón la posición crítica de los más de 190 estados miembros del organismo hacia Tel Aviv y su política expansionista israelí sobre los territorios palestinos ocupados.
Un año antes, la Casa Blanca suspendió su contribución al fondo de la ONU para los refugiados palestinos.
Igual hizo con el Consejo de Derechos Humanos y el Fondo de Población en 2018, año en que también se retiró del acuerdo nuclear con Irán firmado junto con Francia, Alemania, el Reino Unido, Rusia y China y apoyado por la ONU.
Uno de los principales golpes de la administración de Trump contra la ONU fue su salida del Acuerdo de París sobre el cambio climático, suscrito por unos 200 países y anunciada en 2017 y que será efectiva en noviembre de 2020.
La Corte Penal Internacional, de la que Estados Unidos no forma parte, y el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular son otros instrumentos de la ONU en la diana de Washington.
Y a despecho de su condición de país sede del cuartel general de la ONU, Estados Unidos niega cada vez con más frecuencia las visas a altos dignatarios y representantes y de estados miembros del organismo mundial que deben asistir a sus reuniones en Nueva York.
Igualmente restringe el movimiento de diplomáticos de varios países acreditados ante la organización mundial e impide el trabajo de periodistas que tienen el permiso correspondiente para laborar desde dicha entidad.