Así lo demuestra investigación de la Universidad de Lleida y del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña.
Toluca, Estado de México; 19 de octubre de 2020.- Una investigación internacional en la que participan la Universidad de Lleida (UdL) y el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) evidencia que pandemias como la de la actual covid-19 pueden convertirse en un “nuevo motor indirecto” de la deforestación tropical.
En el estudio, los expertos compararon las imágenes de satélite de la deforestación durante un periodo de cuatro semanas en 2020 con el mismo periodo del 2019 en todos los trópicos del planeta. El análisis muestra un “aumento inmediato” de la deforestación tropical a nivel mundial después de las medidas del confinamiento implementadas en el mundo a raíz de la pandemia de Covid-19.
Durante el primer mes después del confinamiento se detectaron alertas de deforestación en 9 mil 583 kilómetros cuadrados, cerca del doble que en el mismo periodo de 2019, cuando fueron 4 mil 732 kilómetros.
Por territorios, la pérdida de masa forestal aumentó un 63 por ciento en América, un 136 por ciento en África y un 63 por ciento en el área de Asia-Pacífico.
De acuerdo con el investigador de la Joint Research Unit CTFC-Agrotecnio y jefe del Hub Global Forest Biodiversity Initiative (GFBI) en la UdL, Sergio de Miguel, pese a parecer que el confinamiento había aportado una mejora del medio ambiente, “la reducción en emisiones de carbono y gases de efecto invernadero fue relativamente marginal”.
Aunque los niveles de contaminación se redujeron en diversas zonas del mundo, en las zonas tropicales esta contaminación por partículas asociadas a la deforestación y los incendios posiblemente se incrementó”, explica el experto.
Un problema que se está retroalimentando a sí mismo y que, si no redirigimos las consecuencias a corto, medio y largo plazo, las medidas que tomemos como sociedad global podrían adentrarnos todavía más en este círculo vicioso de deforestación y zoonosis”, alertan los científicos.
El estudio, que está liderado por la Universidad de Sao Paulo (Brasil) y que cuenta con la participación de investigadores brasileños, españoles, de Estados Unidos, Australia, Reino Unido, Francia, Italia y Costa de Marfil, se acaba de publicar en la revista ‘Perspectives in Ecology and Conservation’.
Con información de (AMX Noticias)