Londres, 28 oct (Prensa Latina) El Reino Unido reportó hoy más de 300 muertes a causa de la Covid-19 por segundo día consecutivo, mientras científicos insisten en que otra cuarentena nacional sería la mejor formar de contener la pandemia.
De acuerdo con el Departamento de Salud y Atención Social, este miércoles se confirmaron otros 310 decesos de personas que dieron positivo al coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en los últimos 28 días, para un total de 45 mil 675 fallecidos en el país.
Las autoridades también informaron de la detección de 24 mil 701 nuevos casos positivos al patógrno, lo que elevó a 942 mil 275 el acumulado de contagios contabilizados hasta el momento.
El gobierno británico intenta frenar esta segunda ola de la enfermedad con un sistema de alerta de tres niveles -medio, alto y muy alto- que contempla restricciones al movimiento de personas, reuniones interfamiliares y el cierre parcial o total de bares y lugares de ocio, en dependencia de la tasa de propagación del virus en cada localidad.
En declaraciones por separado a medios locales de prensa, varios científicos británicos coincidieron hoy en recalcar que la única forma de cortar la transmisión es imponer una cuarentena nacional por al menos dos semanas de duración.
La preocupación en este momento es que aún cuando las medidas adoptadas retrasen la propagación en las próximas semanas, es poco probable que hagan caer los casos y las muertes diarias, afirmó Neil Ferguson, profesor del Imperial College de Londres.
Su colega John Edmunds, quien es miembro del grupo de científicos que asesora al gobierno en caso de emergencias, declaró, por su parte, que se necesita «una acción radical» para contener la Covid-19, en particular en las regiones que exhiben una tasa de contagio alta.
Según Edmunds, la idea de que las familias puedan pasar juntas las próximas navidades, como vaticinó un ministro del gabinete del primer ministro, Boris Johnson, es en extremo ilusoria, a menos que se tomen medidas lo antes posible.
El gobernante conservador afirmó la semana pasada que no descarta nada, pero considera que un confinamiento nacional como el que se impuso entre mayo y junio pasados tendría un efecto desastroso sobre la economía británica, y causaría un enorme daño psicológico a la población.