Washington, 5 nov (Prensa Latina) Las elecciones generales de Estados Unidos dejaron esta semana un sabor amargo en la opinión pública internacional y mientras sigue pendiente la definición de un ganador entre Joe Biden y Donald Trump, la guerra mediática prevalece en el ambiente.
El peor de los escenarios previstos en la disputa del sillón principal de la Casa Blanca es el que el mundo está viviendo actualmente, coinciden analistas de los medios estadounidenses más influyentes y también de Europa, América Latina y Asia, entre otros.
A priori, el candidato demócrata Joe Biden aventaja por muy estrecho margen al actual mandatario, el republicano Donald Trump, aunque el excéntrico jefe de estado ya se autoproclamó triunfador y amenaza con no reconocer ningún resultado que le sea adverso.
Ante la indudable influencia de los comicios que además, inclinan la balanza a los demócratas en el control de la Cámara Baja, y a los republicanos en el Senado, algunos presidentes o primeros ministros se han lanzado al ruedo de los comentarios con la manipulación de criterios que confunden la realidad.
De tal forma, el gobernante brasileño, Jair Bolsonario, se adelantó a congratularse por el supuesto éxito de su amigo Trump, en tanto el primer ministro esloveno, Janez Jansa, mantuvo su línea de intromisión en el proceso en el gigante norteño, felicitó al actual inquilino de la Casa Blanca, y reiteró sus críticas a Biden.
Atrás campañas proselitistas, cábalas y pronósticos, la batalla más ardua durante las elecciones presidenciales de Estados Unidos de hoy se desarrolla en los medios de prensa, que intentan adivinar el curso de los acontecimientos para las próximas horas, días o semanas en una contienda sumamente enrarecida.
De momento hay muchas interrogantes en el ambiente en el afán de obtener los 270 votos electorales para asegurarse el sillón principal de la Casa Blanca. Los 102 millones de sufragios adelantados que se efectuaron por correo son protagonistas y aunque Trump los desestima, tienen más peso en la misma medida en que transcurren las horas.
Ha ocurrido lo que el cineasta Michael Moore, los incisivos humoristas y presentadores John Oliver, Stephen Colbert y David Letterman, anticiparon sería una catástrofe electoral en EE.UU., votaciones con muy estrecho margen para declarar francamente a un ganador en un lapso breve.
La idea de la «tormenta perfecta» vuelve a encajar como anillo al dedo. Los asesores jurídicos de Trump se enfrascan en la apertura de varios procesos para impugnar el conteo de los votos electrónicos y sufragios en algunos estados, al tiempo que el aspirante republicano no cesa de remarcar que no aceptara ningún otro resultado que no lo reconozca vencedor.
Del otro lado de la barrera, Biden trata de mostrarse calmado si bien el panorama apunta a los nervios crispados y un final que pudiera ser desastroso para la democracia norteamericana.