Washington, 12 nov (Prensa Latina) El relevo del secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, por el presidente Donald Trump es causa hoy de malestar y alarma en medios del aparato militar, opinan analistas.
Según la revista The Nation, Trump exige total lealtad y sumisión de sus principales designados, y se apresura a castigar a cualquiera que desobedezca su mandato.
Por lo tanto, cuando Esper rechazó públicamente la postura del presidente sobre el uso de las tropas para frenar la disidencia, sus días en el cargo estaban contados, afirma la publicación.
La explicación más lógica para el abrupto despido es probablemente el monumental ego de Trump y su intolerancia a la disidencia dentro de su cuadro de liderazgo, asevera la revista.
Pero, señala, cuando se habla de este presidente, siempre es necesario considerar otros motivos más siniestros. ¿Sugiere la destitución de Esper que el presidente haga un último esfuerzo apocalíptico a medida que se acerca su propia partida?
The Nation valora los motivos que pudieron motivar la decisión del mandatario y sostiene que fue movido por la negativa del funcionario a usar las tropas contra los manifestantes en las protestas por crímenes raciales y el rechazo a que la Casa Blanca invocara el Acta de Insurrección en respuesta a las crecientes protestas.
Esa ley sólo debería ser invocada «como último recurso y sólo en las situaciones más urgentes y graves», dijo entonces Esper a los periodistas en el Pentágono.»No estamos en una de esas situaciones ahora. No apoyo la invocación de la Ley de Insurrección».
Según los análisis nadie albergaba ninguna duda de que Trump tenía la intención de despedirlo a la primera oportunidad que tuvo, y se dice que el propio Esper tenía su carta de renuncia lista desde el 3 de junio.
Por otra parte, la elección de Trump como el reemplazo de Esper en el Pentágono, de Christopher C. Miller no es clara pues la ley del país requiere de un término de siete años para que un militar ocupe un cargo civil. Miller sirvió como oficial comisionado en las Fuerzas Armadas hasta 2014.
The Nation llama a los estadounidenses a estar en guardia ante cualquier evidencia de que la decisión de Trump de despedir al jefe del Pentágono y reemplazarlo por un veterano de Operaciones Especiales señala un plan encubierto de la Casa Blanca para usar al ejército en apoyo de un impulso ilegal para subvertir la democracia e instalarlo como dictador.
Mientras tanto, la agencia de noticias AP cita declaraciones del general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, que seguramente encolerizarán a Trump. «No hacemos un juramento a un rey o a una reina, a un tirano o a un dictador. No hacemos un juramento a un individuo», subrayó.