Santiago de Chile, 2 dic (Prensa Latina) En el año que finaliza prácticamente se duplicó la cantidad de personas que sufren hambre en América Latina y el Caribe, alerto hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Julio Berdegué, representante regional de la FAO, señaló desde esta capital que en 2020 según previsiones de la ONU, 45,5 millones de personas caerán en la pobreza y 28,5 millones en la extrema pobreza, como consecuencia de la crisis agudizada por la pandemia de Covid-19.
Una gran parte de ellas se sumarán a los casi 48 millones que ya en mayor o menor medida padecían hambre en la región antes de la actual crisis.
Berdegué brindó estos datos durante la presentación del informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina y el Caribe 2020, patrocinado por las Naciones Unidas y centrado en los territorios que sufren los mayores índices de malnutrición, retraso en el crecimiento y sobrepeso infantil.
Explicó el funcionario que para todas esas personas que se han sumado a la pobreza, se ha reducido la posibilidad de adquirir alimentos y con ello también la calidad de la dieta, lo que incide especialmente en la población infantil y se expresa en la desnutrición y el retraso en el crecimiento.
El informe alerta igualmente que uno de cada tres habitantes de América Latina no tuvo acceso a alimentos nutritivos y suficientes en 2019.
Los territorios más afectados por esa situación son las áreas rurales, indígenas, los que disponen de menos servicios y una alta pobreza, puntualiza el informe que además alerta sobre otro fenómeno negativo por el aumento del sobrepeso y la obesidad.
Ante estos problemas, el estudio plantea la necesidad de desarrollar en los países de la región políticas para mejorar el acceso económico de las familias mediante sistemas de protección social y empleos decentes.
También se requieren medidas y programas para mejorar el acceso a los alimentos, centrados entre otros aspectos en promover una agricultura sostenible, planes de alimentación escolar, que resultan esenciales sobre todo para las familias de bajos ingresos, y cadenas de distribución de alimentos más eficientes.
Berdegué puntualizó que este ha sido uno de los años más difíciles para América Latina y el Caribe en muchas décadas, pero hay territorios donde los más vulnerables y entre ellos los niños viven en esa situación desde hace mucho más tiempo.
En la presentación del informe también intervinieron altos representantes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).